Estos trastornos mentales se manifiestan cuando el vínculo con la comida y el cuerpo no se dan naturalmente, afectando la salud e implicando sufrimiento. Dos especialistas de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral abordan el tema desde una mirada interdisciplinaria.
Las docentes de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB-UNL), María de los Milagros Gudiño, Licenciada en Nutrición, y María Alicia Serafino, doctora en Antropología, reflexionaron sobre estas alteraciones y remarcaron la importancia de concientizar sobre cómo estas enfermedades impactan en la vida de quienes las padecen, su familia y el entorno más próximo.
Es importante destacar que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los TCA constituyen un grupo de trastornos mentales caracterizados por una alteración en la conducta alimentaria. La prevención y el diagnóstico precoz evitan la cronicidad y morbimortalidad de estas patologías.
“Actualmente resulta difícil darnos cuenta si alguien cercano está padeciendo alguno de estos Trastornos Alimenticios, ya que se los ha catalogado en función del tamaño y/o forma corporal. Aunque la mayoría de las personas que los padecen se ocultan detrás de un estilo de vida y nivel de actividad física saludable, gran parte de ellas creen tener una relación sana con la comida por lograr sostener un consumo controlado de la misma, ya sea en el nivel de calorías o evitando determinados grupos de nutrientes demonizados.
Y es aquí cuando se pierde el foco del qué y para qué se están incorporando determinados alimentos y/o nutrientes a su cuerpo, y cuando se vuelve más difícil y frustrante sostener un estilo de vida sin consciencia. A su vez, las reglas sociales que vinculan el acto alimentario a nuestro comportamiento biológico y cultural son cada vez más estrictas en la regulación del apetito individual y los recursos alimentarios casi ilimitados. Así, la delgadez aparece como una forma corporal que sólo la restricción permite alcanzar: basada en discursos que pretenden dar cuenta de una efectiva racionalización “científica” de la alimentación.
Se pierde el nivel de intuición al alimentarse con el que nacen. Lo que el entorno más cercano y la sociedad van originando en cada individuo genera una marca y/o predisposición tan grande a una forma, que resulta muy difícil de romper y provoca muchos miedos. El camino es confiar en ellos mismos y en su intuición antes que nada, allí está la respuesta para emprender un nuevo camino de crecimiento continuo y altibajos constantes”.
El peligro del bombardeo mediático
Los TCA suelen manifestarse durante la adolescencia, a partir de los 12 años, en pleno desarrollo de la personalidad y donde el cuerpo empieza a cambiar. “Se vincula con la búsqueda de identidad y el sueño de encontrarla en los modelos que – hoy más que nunca – se encuentran en las redes sociales las 24 horas del día. La normalización de la imagen corporal limita la aceptación y la validación de la diferencia corporal. Hay un imperativo social de la vida saludable que obliga a cuidarse, mejorarse y ejercitarse para encajar en la sociedad: todo en pos de una presencia digna de ser vista, elogiada y apreciada en términos de mercado”.
La importancia de la interdisciplinaridad
“Reconocer estos factores que están detrás de los TCA, aceptar la diversidad corporal y escuchar a las personas que lo viven y lo atraviesan, permitirá visibilizar acciones o comportamientos que afiancen las elecciones y prácticas alimentarias de otra manera. Las dietas restrictivas son uno de los principales determinantes de los TCA en una persona con predisposición a la misma. De allí el rol del nutricionista y el equipo interdisciplinario para acompañar en este proceso de sanación del vínculo entre la comida y el cuerpo”.
– Licenciada en Nutrición María de los Milagros Gudiño. Mat. 1392. Doc. Psicología General y Cuerpo y Alimentación. FBCB UNL
– Doctora María Alicia Serafino. Socioantropología de la Alimentación y Cuerpo y Alimentación. FBCB UNL