El mate está presente en la rutina de muchas personas de nuestro país. Una investigación de la UADER sobre los usos y costumbres en la ronda de mates contribuyó a que esta infusión sea declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Las medidas de prevención que se tomaron frente al COVID-19 cambiaron algunos de nuestros hábitos, uno de ellos fue no compartir el mate. La pandemia puso en jaque esta costumbre tan arraigada en nuestra cotidianidad y transformó, a fuerza de voluntad, la forma en la que tomamos esta infusión. Sin embargo, esto no significó una disminución de su ingesta: según datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate, en Argentina la yerba está presente en más del 90% de los hogares y se calcula que cada habitante consume un promedio 6,4 kg por año.
A pesar de las recomendaciones, algunas personas deciden seguir compartiendo esta bebida, al menos en el núcleo familiar y su círculo más cercano. Otras prefieren mantener la ronda, pero con mates individuales. La ronda de mates está asociada con un ritual que ya es una tradición nacional. Por eso una investigación de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) estudió a esta práctica como un espacio territorial de integración y cohesión social, con reglas, funciones y roles específicos que se transmiten de una generación a otra.
Costumbre autóctona
Esta investigación define a la ronda de mates como una “práctica que requiere un uso compartido de la misma bombilla por la que se sorbe la infusión compartida en un circuito organizado, por medio de algunas reglas específicas para la circulación del cuenco del mate con la infusión en su interior”. Aunque sea un acto normalizado en nuestra cultura, este hecho no es común en otros países, e incluso se lo suele percibir como una práctica poco o nada higiénica y asociada a sustancias adictivas y/o prohibidas.
Así, el mate es popular solo en Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y… Siria. Este país de medio oriente, tan lejano y diferente al nuestro, es el mayor importador de yerba desde Argentina. No obstante, es consumido de forma individual, ya que cada persona tiene su propio mate con bombilla y lo que circula es el agua caliente.
Por lo tanto, la ronda de mates es una costumbre singular de la región que probablemente proviene de la celebración de los guaraníes a Tupȃ (dios de la lluvia y de las aguas). Este pueblo nativo denominaba a la yerba como caá, el término también alude a la selva y al reino vegetal en su totalidad, lo cual “lleva a la yerba mate a constituirse en una especie de símbolo de la caá eté (planta verdadera) asociada con el comienzo de la vida”.
Reglas de la ronda
La ronda de mates tiene sus propias reglas que, si bien no son estrictamente obligatorias, son implícitas y sirven para la regulación de la práctica. Bien sabemos que el orden de consumo es hacia la derecha, quienes se incorporen a la ronda deberán ubicarse del lado izquierdo del cebador, no vale cambiar de lugar para recibir más de un mate por vuelta. El cebador es el mismo durante el tiempo que dure el mate, la bombilla solo puede ser movida por él. Todas las personas que forman parte de la ronda tienen el derecho de tomar mate, cuando no se desea más se dice ‘gracias’.
Asimismo, los autores afirman que el consumo en ronda como práctica ceremonial se puede relacionar al concepto que el antropólogo francés, Marcel Mauss, denomina como comunidad de reciprocidad (simetría de pares), en un continuo de dar, recibir y devolver como parte de un circuito que se realiza en forma completa en estas tres instancias. “En este ritual del cebar y tomar mate se reactualiza ese carácter mítico de la naturaleza que la planta provee, con el que ‘bendice’ la acción de usar de ella para beber y ‘obtener energía’”.
Diferencias entre generaciones
Los resultados de las entrevistas realizadas en esta investigación demostraron que la mayoría de los paranaenses identifican al inicio del consumo del mate como ‘algo natural’ de la vida doméstica, como una consecuencia de una práctica que se transmite de adultos a niños en el ámbito familiar. Sin embargo, muchos manifestaron que en la adolescencia la práctica comenzó a ser más asidua.
Por otra parte, se pudo identificar que los más jóvenes toman mate en ronda sobre todo en espacios públicos y en horarios diurnos. Por ejemplo, los domingos a la tarde se suele encontrar grupos de jóvenes sentados sobre el césped de la barranca frente al río, mateando y conversando. Mientras que los adultos acostumbran a tomar mate dentro de sus hogares, en el ámbito laboral o en el umbral de sus casas (aunque muchos afirman que han abandonado esta práctica por el crecimiento de la inseguridad).
Además, se encontró una diferencia en la función del cebador. Para los adultos este rol requiere de cierta habilidad, destreza y prestigio, también quién ceba suele ser el dueño del equipo de mate (yerba, mate, bombilla, agua caliente). Al contrario de los más jóvenes que tienden a distribuir las tareas de llevar los utensilios necesarios y de preparar la infusión, ya que gran parte de ellos consideran el cebar mates como una carga.
A través de este trabajo se pudo concluir que “el mate se asocia con las reglas en su representación social ideal. Es un hábito totalmente normado, tanto en el preparado como en el cebado, sobre todo en su versión acompañada en la ronda, que es donde el control social se puede expresar más fuertemente”. De este modo, los autores sostienen que la repetición y transmisión intergeneracional de este ritual que, desde el tiempo de los guaraníes, aún conserva sus visos ceremoniales adaptados a los contextos más diversos en la actualidad, coloca a la ronda del mate como patrimonio cultural inmaterial que porta, reproduce y actualiza una condición de identidad regional que debe ser salvaguardada.
Sobre la investigación
La investigación titulada ‘La ronda del mate en Paraná, un espacio territorial para repensar el patrimonio cultural inmaterial’ se realizó a partir de la revisión del formulario para la postulación del mate como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para al Educación, la Ciencia y la Cultura) desde la Universidad Autónoma de Entre Ríos. El objetivo del trabajo fue describir las motivaciones, usos y costumbres que reproducen quienes forman parte de la práctica de tomar mate en modo de ronda en la ciudad de Paraná, Entre Ríos.
En este sentido, se realizaron entrevistas grupales e individuales a vecinos e informantes. Luego se hizo una comparación y triangulación de datos. Los autores son Claudio Staffolani, Lucio Alcaíno, Silvia Tessio Conca y Natalia Ojeda.