Mujeres en la ciencia: la experiencia de dos investigadoras locales

Un recorrido a través de la formación profesional de dos investigadoras de la región litoral, en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha para reflexionar sobre el lugar de la mujer en ámbito científico.

Las mujeres se han abierto paso en la sociedad, conquistando derechos y peleando por una inclusión igualitaria en el mundo educativo, laboral y doméstico. En una cultura machista, donde los privilegios acostumbran a ser de los varones, la batalla por la igualdad constituye una búsqueda por ganarse el lugar que desean. La ciencia fue durante mucho tiempo un espacio hostil para ellas en el que poco a poco fueron abriéndose camino.

En busca de visibilizar la disparidad de género en este ámbito, y promover un mayor acceso y participación de mujeres y niñas en la ciencia la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó en el 2016, como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia el 11 de febrero. En el marco de esta fecha, Ideas del Litoral conversó con dos investigadoras que han recorrido su trayectoria de formación y trabajo como investigadoras en Argentina.

Ambas se se dedican a áreas diferentes de las ciencias. Analía Ale es Licenciada en Biodiversidad y Doctora en Ciencias Biológicas, recientemente finalizó su post doctorado, un periodo propicio para cerrar ideas pendientes y continuar en la carrera. A fines del año pasado se incorporó como investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto Nacional de Limnología (INALI). Emilia Schmuck es Licenciada en Comunicación Social y Doctora en Ciencias Sociales, realizó su post doctorado en el Instituto de Estudios Sociales (INES) dependiente del CONICET y la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). En esta nota recuperamos sus experiencias y vivencias narradas en nuestro podcast.

Atraídas por la investigación

La dos investigadoras se sintieron atraídas por el mundo de la investigación y cada una recorrió su camino personal, plagado de decisiones importantes, realizaciones personales y proyectos que deseaban concretar.

Analía comenzó a investigar cuando era estudiante de la Licenciatura en Biodiversidad en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). A través de una pasantía se incorporó al laboratorio del que continua formando parte en el INALI para estudiar la ecotoxicidad utilizando los peces como organismos test, luego se ganó dos beca de investigación para estudiantes.

Posteriormente, durante su beca de doctorado se dedicó a “seguir investigando y profundizando mis conocimientos en el área de la ecotoxicología en el laboratorio de hixtologia de peces del CONICET.”

Emilia, por otro lado, estudió los procesos educativos de las juventudes rurales del norte de la provincia de Entre Ríos, especialmente en el departamento de La Paz. En su caso, por su tema de investigación y el método utilizado para abordarlo, el proceso de investigación está dividido en periodos de lectura y recopilación de información, de acercamiento al campo donde interactúa con los actores, los cuales culminan en un momento de producción de conocimiento donde pone en debate las teorías y el conocimiento recuperado durante su trabajo de campo. “El proceso de escritura, de desarrollo analítico e individual, suele volverse colectivo porque implica un acompañamiento de las directoras del proyecto y un intercambio permanente con mis colegas. Este trabajo, de hacer ciencia, producir conocimiento, es colectivo, porque se lleva a cabo en diálogo con la sociedad y con otros investigadores con quienes comparto el oficio.”

En este sentido, ambas investigadoras concuerdan en lo enriquecedor y, al mismo tiempo, desafiante que es trabajar en equipo, algo fundamental en la investigación. Cuanto más heterogéneos son los equipos, con especialistas de diversas áreas o regiones, más enriquecedor se vuelve el proceso. Así lo pudo confirmar Analía, en sus viajes a Italia y Brasil durante su doctorado, donde pudo compartir conocimientos y experiencias con otros profesionales incorporando nuevas ideas.

Un arduo camino

Como en todos los espacios de formación, este no queda exento de las presiones. El momento posterior a terminar las becas post-doctorales suele ser un periodo de tensión. Para entrar como investigadora en Conicet se debe atravesar un proceso de selección muy estricto, a través del cual muchos becarios quedan fuera. Analía Ale comenta que “es una situación muy estresante para todos y hay pocas probabilidad de quedar porque uno compite con personas de todo el país, más grandes, más jóvenes, con otros temas de investigación, aunque existe una diferenciación por área. Existe un 14% de probabilidades de ser seleccionado.” Para estos concursos es fundamental la carrera que realizaran y los antecedentes obtenidos previamente. Los más importante son las publicaciones en revistas científicas internacionales, las cuales suelen ser pagas.

Las dificultades presupuestarias se visibilizan en distintos momentos. Por ejemplo, para Emilia muchas veces implicó no tener los fondos necesarios para realizar el trabajo profundo, en el campo de estudio, que ella esperaba y al mismo tiempo estar sujeta a la presión de mostrar resultados de su trabajo. “A veces el sistema científico exige acreditaciones, publicaciones, que den cuenta de lo que uno esta haciendo para poder seguir concursando a nuevas becas y continuar escalando en la carrera de investigación, que no debería ser una carrera pero en ocasiones lo es.”

Ser mujer y científica

En este contexto, el problema de género continua estando presente. Ser mujer en ocasiones implica enfrentar situaciones de violencia, acoso, maltrato o mayores exigencias que demuestren la capacidad y la formación de la investigadora. Analía afirma que esta es una problemática “de suma importancia en la ciencias. Me he enterado de muchos situaciones de abuso de poder y de otras índoles de parte de hombres a mujeres. Tengo casos cercanos pero no me tocó vivirlo, por suerte. Solo comentarios menores de los que supe defenderme.”

Al mismo tiempo, ambas investigadoras destacas los nuevos espacios que se han desarrollado para debatir esta problemática, visibilizarlo y denunciarlo, contribuyendo a la transformación de los áreas de producción de conocimiento, y haciendo que sea más ameno para que otras mujeres comiencen a acercarse a la investigación y lleguen a altos cargos. Aunque, como afirma Emilia, según las estadísticas aún continua habiendo más mujeres en los estratos más bajos de las jerarquías y a medida que se escala los puestos mejores pagos, que implican trayectorias de mayor formación, suelen ser ocupados por varones. Sobre esta problemática también hace referencia una nota que recupera la investigación realizada por Sacha Lione.

Estas situaciones tienen relación con lo que ocurre en otros espacios de la vida cotidiana, “la investigación y los espacios de formación y de producción académica no están exentos de los procesos de desigualdad que se pueden evidenciar en todos los espacios de la vida social, entonces nuestras trayectorias como becarias, investigadoras están atravesadas por procesos de desigualdad y exclusión”, resaltaba la doctora en ciencias sociales. Sin embargo, a pesar de las dificultades que implica recorrer este camino, las investigadoras destacaron que las satisfacciones suelen ser las mejores recompensas: publicar en una revista científica, explorar mundos que abren las puertas a nuevos conocimientos y formarse en las especialidades elegidas. Ambas afirman que, en ocasiones, este proceso no seria posible sin las becas que financia el estado, acompañadas del esfuerzo y la pasión. En palabras de Analía, “hacer carrera científica puede ser bastante estresante, suele tener esa fama, pero es una pena que no se resalte que ese momento es hermoso y de mucha realización. Ser mujer y hacer ciencia en Argentina es maravilloso.”

Analía Ale. Licenciada en biodiversidad, Doctora en Ciencias Biológicas.
Emilia Schmuck. Licenciada en Comunicación Social, Doctora en Ciencias Sociales.

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