Ventilemos: un dispositivo para medir la cantidad de dióxido de carbono en el aire

Un ingeniero industrial y dos estudiantes crearon un dispositivo que mide el Dióxido de carbono del ambiente e, indirectamente, la posible concentración de aerosoles, una de las principales vías de contagio del COVID-19.

Actualmente, la comunidad científica y los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud afirman que la transmisión por aerosoles es una de las principales vías de contagio del virus» data-toggle = «tooltip» title = «Familia de viru que pueden causar enfermedades en animales y en humanos. En los seres humanos pueden causar infecciones respiratorias que van desde un resfrío común hasta enfermedades respiratorias más graves.»>coronavirus. Los aerosoles son pequeñas gotas de saliva que expulsamos al exhalar y que pueden permanecer flotando en el aire entre dos y tres horas. De ahí surge la importancia de ventilar los ambientes para evitar la propagación del virus.

En este contexto, un equipo de la UNR formado por el ingeniero industrial Franco Schiavone, el estudiante de Ciencias de la Computación Mariano Crosetti y el estudiante de Ingeniería Electrónica Alejandro Crosetti, desarrollaron un dispositivo que mide el dióxido de carbono del ambiente emitido por las personas al exhalar. “Es una forma de medir qué proporción del aire ‘ya ha sido respirado’ e, indirectamente, determinar la posible concentración de aerosoles y del riesgo de contagio por esta vía”, explican a Argentina Investiga.

Este método es recomendado por la comunidad científica y uno de sus mayores exponentes es el profesor español José Luis Jiménez, de la Universidad del Colorado, experto en aerosoles y uno de los primeros promulgadores de la importancia de la ventilación y los métodos para medirla para combatir la pandemia. Es uno de los investigadores que más presionó a fuerza de evidencias para que la OMS modifique su postura original y acepte que la vía aérea era una de las formas de contagio. En julio de 2020, Jiménez fue parte de los 239 científicos que pidieron al organismo, a través de una carta, que reconozca el papel preponderante que juegan los aerosoles.

Finalmente, el 30 de abril la Organización Mundial de la Salud publicó en su página web un documento donde afirma que el virus Sars-Cov 2 puede propagarse, desde la boca o la nariz de una persona infectada a través de pequeñas partículas líquidas cuando tose, estornuda, habla, canta o respira. Estas partículas varían desde gotitas respiratorias más grandes, hasta aerosoles más pequeños.

Jiménez explicó que la demora en admitirlo se debió a un prejuicio histórico, un error que cometió el epidemiólogo norteamericano Charles Chapin, quien en 1910 definió que el contagio en proximidad era producto de las gotas pesadas que pegan en el ojo, en la boca o si no, caen al suelo. Y que aquellas enfermedades que se transmiten en proximidad lo hacen por gotas y no van por el aire. En 1985 todavía decían que el sarampión era una enfermedad de gotas y superficies porque se transmitía en proximidad y hasta 1962 pasó lo mismo con la tuberculosis. Ese error se convirtió en dogma.

“La prueba clara es que al aire libre hay veinte veces menos contagios que en interiores. Y que todos los casos de supercontagios son en interiores y con baja ventilación”, sostiene el investigador.

Medir el aire

Publicaciones científicas señalan el papel crucial de la ventilación, no sólo para mitigar este virus, sino también otras enfermedades respiratorias en las que la transmisión por aerosoles tiene un rol importante.

Para saber si la ventilación de un ambiente es adecuada es importante que pueda ser medida. “Como la presencia del virus en el aire no puede ser medida de forma rápida y la detección de aerosoles es muy costosa, se buscó un parámetro que sirva como medición indirecta de la presencia de aerosoles. De esta forma, se creó un detector de dióxido de carbono para medir la ventilación en espacios cerrados”, explica Mariano Crosetti.

Al tomar conocimiento de la existencia de este dispositivo en países europeos, el equipo de la UNR empezó a desarrollarlo acá en el mes de enero y en febrero ya obtuvo las primeras unidades de esta iniciativa que se llama “Ventilemos”.

“Lo que mide es qué tan respirado está ese aire. Si es alto, significa que ya fue respirado por muchas personas”, explica Crosetti. Como el artefacto está diseñado para COVID-19, marca los niveles de riesgo bajo, medio y alto junto a una luz verde, amarilla o roja para que cualquier usuario pueda interpretarlo sin necesidad de una tabla o memorizar los valores.

Al aire libre, la concentración es de 400 partes por millón. Si un ambiente cerrado tiene ventilación cruzada y no hay muchas personas, la concentración es similar a la de afuera. Los diferentes niveles de concentración de dióxido de carbono dependen del contexto o ambiente en donde se mida. Por ejemplo, “en un bar, los valores mínimos recomendados deberían ser menores a los de un ambiente donde pueda utilizarse el barbijo de forma constante. Es por eso que, si bien los valores programados están basados en el consenso científico, el dispositivo permite programar los niveles considerados como ‘bajo’, ‘medio’ y ‘alto’ a criterio del usuario”, explica.

Este dispositivo contiene un receptáculo que se llena de aire y en su interior se emite un láser infrarrojo con una longitud de onda determinada que es absorbida por el dióxido de carbono. “Esta tecnología es la más adecuada para medir la ventilación según los referentes del ámbito científico, ya que genera mediciones más precisas y de mayor fiabilidad”, afirma el emprendedor.

Hace dos semanas, los impulsores de esta iniciativa desarrollaron un equipo portátil que cabe en la palma de la mano. Tiene batería independiente, autonomía de ocho horas y grabadora de CD para las mediciones. No se necesita celular ni internet dado que el mismo dispositivo puede calibrarse.

Cabe destacar que, en el año 2020, Franco Schiavone y Mariano Crosetti desarrollaron el sitio www.covidargentina.com.ar, un portal con un mapa interactivo en el que se detallan diferentes parámetros sobre el COVID-19, tanto de la Argentina como del resto del mundo. Su principal objetivo es generar conciencia social sobre lo que la pandemia genera.

“A mí la UNR me dio muchísimas herramientas y tuve docentes muy buenos”, destaca Crossetti y agrega: “Siempre recomiendo a los estudiantes hacer otra cosa además de la carrera porque hay problemas y soluciones que se ven en la práctica, mientras uno va haciendo”.

Fuente: Argentina Investiga

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