En la Provincia de Santa Fe alrededor del 35% del personal policial son mujeres. Sin embargo, muchas prácticas policiales aún siguen atravesadas por el sexismo, el maltrato y el abuso.
La policía moderna, desde sus inicios en el siglo XVIII, ha sido una organización estructurada por varones. Pero desde mediados del siglo XX comenzó un proceso de incorporación de mujeres con roles subordinados y marginados, como por ejemplo la custodia de mujeres, niños y niñas o tareas administrativas.
En Argentina, el crecimiento del volumen de mujeres policías se dio a partir de 1990. Por ejemplo, en 2005 en la Provincia de Santa Fe había un total de 15.020 policías, 2.321 eran mujeres (un 15,4%). Pero este número aumentó en los últimos años, de este modo, en 2020 de 21.563 policías, 7.601 eran mujeres (un 35,2%). No obstante, esta mayor presencia de las mujeres, no produjo automáticamente una transformación de las prácticas policiales. Al contrario, siguieron atravesadas por el sexismo como rasgo estructural y muchas veces se dio caso omiso a las diversas formas de discriminación, maltrato y abuso.
Al respecto, se presentó el Proyecto de Investigación Trayectorias y Roles Laborales de las Mujeres Policías de la Provincia de Santa Fe llevado a cabo por la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Este trabajo es un antecedente inédito en la región y da cuenta de las experiencias, representaciones y prácticas de las mujeres policías santafesinas en relación a su inserción en el trabajo policial.
Familia y trabajo policial
A pesar de que el número de mujeres policías se duplicó en solo 15 años en esta provincia, aún hay pocos estudios que indaguen acerca de esta temática. De esta forma, el trabajo realizado por la UNL expone los problemas estructurales con los que deben lidiar las mujeres policías de Santa Fe durante su trayectoria policial. Se entrevistaron a 95 trabajadoras policiales que se desempeñaban en las cinco unidades regionales más importantes de la Provincia de Santa Fe, que tienen diferentes grados, antigüedades y se desenvuelven en distintas tareas. Más de la mitad de las entrevistadas manifestaron que al momento de ingresar a la institución tenían un familiar cercano dentro de la fuerza policial. Esto podría dar cuenta de la existencia de un supuesto mandato de la “familia policial”. Sin embargo, la enorme mayoría de ellas se opone a que sus hijos e hijas se dediquen a esta profesión.
Por otra parte, siete de cada diez policías mujeres aseguró tener o haber tenido una relación de pareja con colegas policías. Aunque esto para algunas puede ser un factor favorable que aporta comprensión acerca de las demandas del trabajo, dos tercios de ellas coinciden en que “cuando ambas partes de la pareja son policías resulta muy difícil conciliar las exigencias laborales con la vida en pareja”.
Asimismo, nueve de cada diez entrevistadas sostuvo que resulta difícil articular las responsabilidades de la vida familiar -teniendo en cuenta la frecuente sobrecarga de tareas de cuidado que llevan las mujeres en comparación con los varones- con el trabajo policial. Muchas veces, esto repercute negativamente en el ambiente laboral, ya que “suelen ser indebidamente estigmatizadas por los varones policías pues en función de las tareas de cuidado ligadas a la maternidad solicitan permisos y licencias”.
Desigualdad de labores
Actualmente, la conducción de la Policía de la Provincia de Santa Fe está a cargo de Emilce Chimenti. Esto no es una excepción, ya que muchos de los puestos directivos son asumidos por mujeres. La mayoría de las entrevistadas afirmaron que desde los últimos años existe igualdad de oportunidades para el ascenso en la carrera policial entre varones y mujeres. En este sentido, “asocian esto al incremento del volumen de mujeres dentro de la institución policial pero también a su mayor tendencia a capacitarse en relación a los varones”.
Sin embargo, aún se replican patrones tradicionales sobre la relegación de labores administrativas a las mujeres policías. Hoy en día casi seis de cada diez mujeres policías dijeron realizar exclusivamente tareas administrativas. Mientras que el resto señaló haber desempeñado actividades vinculadas a la investigación o la seguridad. En cuanto a la relación con la ciudadanía, casi dos tercios de las entrevistadas consideran que son tratadas desigualmente y de forma más negativa respecto a los varones policías. Incluso algunas de ellas señalan que, a lo largo de su carrera, han sido maltratadas alguna vez por una persona en el desempeño de su tarea “en la calle” por el simple hecho de ser mujer policía.
Maltrato laboral y acoso sexual
De acuerdo a la experiencia de las entrevistadas, más de la mitad dijo haber sufrido maltrato laboral en algún momento de su carrera. Muchas sostienen que durante los últimos años el maltrato ha disminuído, no obstante, “quienes tienen más antigüedad no dicen haberlo experimentado en mayor medida que quienes tienen menos antigüedad”.
En relación al acoso sexual, cuatro de cada diez mujeres policías sostuvieron que es un fenómeno difundido en la policía santafesina. De hecho, más de un tercio afirmó haber sido víctima de acoso sexual en la institución policial al menos una vez a lo largo de su carrera. De ellas, ocho de cada diez, señalaron que los victimarios eran sus superiores jerárquicos, “lo que evidencia su fuerte vinculación con las relaciones de mando y obediencia al interior de la institución policial”.
Frente a estas situaciones violentas, las entrevistadas expresaron que se suele recurrir a instancias estatales para buscar apoyo y ayuda. Pero eso no implica necesariamente realizar una denuncia formal. En efecto, sólo el 12% de las mujeres policías dijeron haber denunciado formalmente el acoso sexual sufrido.
Sobre el proyecto
El Proyecto de Investigación Trayectorias y Roles Laborales de las Mujeres Policías de la Provincia de Santa Fe fue realizado por un equipo de trabajo del Programa Delito y Sociedad de la Universidad Nacional del Litoral, a partir de un acuerdo con el Consejo Federal de Inversiones y la Subsecretaria de Bienestar y Género del Ministerio de Seguridad.
La investigación se inició en septiembre de 2020 y es inédita en nuestro país y en América Latina. El equipo de trabajo está integrado por Máximo Sozzo, María Victoria Puyol, María Paula Spina, Juan Saba, Rocío Truchet y Guadalupe Jancick.