En 1848 fueron consignadas 53 personas en situación de esclavitud en la ciudad de Paraná. La historia de María, una de ellas, demuestra el arduo derrotero que atravesaron estas personas durante el período de abolición de la esclavitud.
Durante el siglo XIX las personas esclavizadas oriundas de países de África y sus descendientes ocuparon un lugar fundamental en el desarrollo de la sociedad paranaense. Mayormente se desempeñaron como mano de obra en las estancias, talleres y hogares de los vecinos más destacados de esta ciudad. Sin embargo, en la reconstrucción de la historia provincial la presencia de afrodescendientes tuvo un lugar marginal.
No obstante, a partir de una renovación historiográfica, se comenzó a discutir los viejos supuestos y se colocó a la población afrodescendiente en un lugar de relevancia dentro del entramado social. Debido a que fue un colectivo importante numéricamente, cuyo legado y presencia se extiende hasta la actualidad. Magdalena Candioti, doctora en Historia, señala que estos discursos comenzaron a horadarse en el campo historiográfico recién entre fines de los setenta y ochenta cuando distintos investigadores empezaron a reconstruir más sistemáticamente la presencia africana en el país dando cuenta de su evolución demográfica, las vías del tráfico en el país, las luchas de los esclavos por el trabajo y sus posibilidades de libertad.
En este sentido, un estudio llevado a cabo por el historiador Francisco Sosa desde el Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Martín y del CONICET, indaga en las experiencias atravesadas por la población afrodescendiente esclavizada de la ciudad de Paraná luego de la abolición definitiva en 1853. Mediante la vinculación de datos que brindan los censos provinciales y nacionales, las actas de bautismo, matrimonio y defunción, y las causas civiles y comerciales, se lograron reconstruir distintas trayectorias laborales, redes familiares y formas de movilidad social. “Más allá de la importancia que la población esclavizada tuvo en términos cuantitativos, se pretende ahondar en las experiencias atravesadas por algunos de los sujetos que vivieron bajo esa condición durante el período de abolición de la esclavitud”, se afirma en la investigación.
La vida de María
El trabajo explora sobre la vida de algunas personas esclavizadas durante el periodo de abolición de la esclavitud. El punto de partida fue la Estadística de esclavos de la provincia de Entre Ríos, realizada en 1848. En ese año fueron consignadas 53 personas en situación de esclavitud en la ciudad de Paraná. Una de ellas era María, quien nació en la última década del siglo XVIII en la costa occidental de África. Ella fue capturada y transportada forzosamente. Arribó al puerto de Buenos Aires en marzo de 1810 y luego fue vendida por 290 pesos.
Aproximadamente dos años después, María fue trasladada a La Bajada del Paraná y adquirida por Pedro Maruri, un importante militar de la ciudad. De esta forma, en el censo de 1820, María Mauriri (su apellido se explica por el de su amo) es consignada como negra, esclava de Don Pedro. Ella desempeñaba una multiplicidad de actividades para su amo, tales como cocinar, cuidar niños y ancianos, trabajar en la huerta, lavar, planchar y limpiar la vivienda, Inclusó formó su familia junto a Alejandro Gonzalez, negro libre proveniente de Guinea, juntos tuvieron nueve hijos.
En 1822 se sancionó el Estatuto Provisorio Constitucional para la provincia de Entre Ríos, allí “se reconocían y ratificaban todas las disposiciones dadas por la Asamblea del Año XIII, prohibiendo el tráfico de esclavos en el territorio y sometiendo al régimen de libertos a todos los hijos de esclavas nacidos luego del 31 de enero de 1813”. Sin embargo, esa libertad era consignada a los 16 años en el caso de las mujeres y a los 20 años a los varones. Por lo tanto, todos los hijos de María trabajaron como criados de Don Pedro durante su infancia, perpetuando así la condición de sujeción y trabajo no remunerado.
Los días en libertad
De acuerdo al acta de defunción de Alejandro, en 1839 María quedó viuda. Posteriormente, hacia 1848, el mismo año en que se ordenaba la realización de la estadística de esclavos, Don Pedro Maruri decidió otorgar la carta de libertad a María para después de su muerte. Un año más tarde, se convertiría en una persona libre. Sin embargo, no se dio como consecuencia del fallecimiento de su amo, sino por una orden del Gobernador Propietario de la provincia de Entre Ríos, Justo José de Urquiza.
Por medio del censo nacional de 1869 se pudo constatar que María a sus 73 años vivía en Paraná junto a dos de sus hijas y su nieto llamado Alejandro, como su difunto esposo. Ella y sus hijas eran analfabetas. María declaró desempeñarse como costurera, un trabajo precario y poco retribuido en aquella época. A pesar del cambio en su condición jurídica, su situación económica no había variado demasiado. La abolición priorizó los intereses de los amos antes que los de las personas esclavizadas, “las posibilidades de movilidad social se revelaron limitadas para una mujer que había dedicado la mayor parte de sus años económicamente activa a un trabajo no remunerado, relacionado con el cuidado y protección de una familia que no era la propia”, se explica en la investigación.
El Barrio del Tambor de Paraná, lugar donde se instalaron las primeras personas esclavas que consiguieron su libertad. Fuente: Museo Histórico M. Leguizamón, Paraná.
María falleció en 1870, en su acta de defunción no había referencias sobre su pasado como mujer esclavizada ni su ascendencia africana. El registro aclaraba que se trataba de una persona pobre de solemnidad, categoría que se utilizaba para hacer referencia a quien “padece total necesidad y pobreza, por la que se ve obligado a pedir limosna para mantenerse”.
La historia marginada
Como se observa, la vida de María denota que “la transformación de los marcos legales trajo consigo la obtención de una mayor autonomía, aunque ello se tradujera simplemente en la posibilidad de elegir entre nuevas relaciones de dependencia”, se concluye en el trabajo.
Las teorías de la elite liberal de aquella época afirmaban que el estado de precariedad de los sujetos imaginados como negros, mulatos, mestizos e indios, parecía confirmar su inferioridad e incompatibilidad con el mundo civilizado. A partir de ese diagnóstico, las políticas demográficas y laborales estimularon la inmigración europea como respuesta a la creciente necesidad de mano de obra. Así se cerraron las posibilidades a que la población nativa o afrodescendiente no especializada pudiera acceder a los beneficios del mercado capitalista en expansión.
Esta investigación es una primera aproximación a una parte de la historia que durante mucho tiempo fue marginada. Aún queda mucho por conocer de las personas que, como María, fueron esclavizadas y excluidas. Sin embargo, sus formas de sociabilidad y prácticas culturales son un legado presente en nuestra región.
Sobre la investigación
El trabajo titulado Trayectorias de afrodescendientes esclavizados durante la transición al trabajo libre en la ciudad de Paraná fue llevado a cabo por Francisco Sosa, investigador del Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Martín y del CONICET. El trabajo fue publicado en la revista Estudios Sociales de la Universidad Nacional del Litoral.