Cannabis, la historia detrás de su uso medicinal

Se puede fumar o consumir en gotas, cremas o ser un ingrediente en alimentos. Tiene fines recreativos y medicinales. De a poco está volviendo a abrirse camino y muestra su historia en culturas milenarias, esta podría ser una planta más pero hace tiempo que no lo es, a su paso despierta prejuicios y curiosidad.

La fitoterapia es el tratamiento médico de enfermedades utilizando plantas y sustancias vegetales. Este tipo de prácticas lleva un largo trayecto en nuestra historia de la mano de distintas culturas que han explorado sus posibles usos. La medicina que hoy conocemos nace de esas primeras experimentaciones y de la búsqueda de modos de mejorar la calidad de vida, de tratar dolencias y afecciones. Actualmente esos métodos de tratamientos son llamados alternativos, otra opción a la medicina tradicional o una posibilidad complementaria que contribuye a mejorar el bienestar de los pacientes. El cannabis es una de estas plantas, se ha utilizado durante más de 5000 años por distintas culturas con fines religiosos, alimenticios y medicinales. Los primeros registros de su uso provienen de Oriente en el año 2000 A.C. aunque en la actualidad, en ocasiones se la conoce más por su consumo recreativo y los prejuicios que este ha generado que por su acción medicinal. Estas últimas cualidades descriptas, las llamadas psicoactivas, que hoy definen a la planta, fueron conocidas por los europeos recién en el siglo XIX.

Entender su historia, sus beneficios y el relato de los usuarios y cultivadores es de vital importancia para comprender por qué eligen la planta y la dedicación con la que realizan esta tarea. De este modo, Ideas del Litoral accedió al testimonio de Elvio un cultivador de Paraná que nos cuenta su experiencia personal, los motivos de su elección y cómo lleva a cabo la producción del aceite de cannabis.

Del prohibicionismo a la regulación

La historia de esta planta está marcada por diferentes hechos claves en distintos puntos del mundo. Aunque en los últimos años, se comenzó un proceso de legalización del autocultivo, producción y comercialización en distintos países. Por ejemplo, en el 2013 en Uruguay, lo siguió Chile en el 2016 que legalizó el uso terapéutico. Por su parte en Argentina se sancionó, en el 2017, la ley Nº 27.350 de investigación médica y científica del uso medicinal y a partir del 2021 comenzó a regir en el país el Registro del Programa de Cannabis (ReProCann) que habilita a personas usuarias a tener hasta nueve plantas en flora. Finalmente, en el 2022 se sancionó la ley Nº 27.669 que establece un marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial.

Podemos decir, entonces, que en este último tiempo se han visto avances en la reglamentación, en nuestro país y en otras partes del mundo, en relación al consumo, producción y cultivo de cannabis con fines medicinales. Al respecto, grupos comprometidos en la lucha por su legalización han investigado los distintos beneficios y modos de producción de la planta. Uno de ellos es la ONG Mamá Cultiva. Esta organización sin fines de lucro nació en el 2016 a partir de los intereses de un grupo de personas, sobre todo madres, de impulsar el uso de cannabis para la salud y promover la generación de un marco legal para el cultivo. Su objetivo es capacitar, acompañar y contener a personas que necesiten consumir cannabis por afecciones en su salud, realizando capacitaciones para profesionales y trabajadores de la salud. Además, escribieron la Guía de Acompañamiento, Cannabis para la Salud que está disponible gratuitamente. Allí abordan los usos terapéuticos, los mitos y prejuicios, brindan herramientas para acompañar a los equipos de salud y recuperan el marco normativo de nuestro país en relación al cannabis. 

Por otro lado, recientemente se conformó la Red de Cannabis de Uso Medicinal e Industrial de CONICET (RACME), que está orientada a generar conocimiento, desarrollo y transferencia de tecnologías para canalizar la demanda de servicios que demandan los sectores privados y públicos. Allí trabajan en la elaboración y modificación de leyes, reglamentaciones y normativas. Su objetivo es construir una red de expertos/as en la temática en el sector científico-tecnológico.

Una planta maravillosa

Antes de abordar sus usos y beneficios es importante conocer un poco más sobre la planta. Dos de los 100 fitocannabinoides conocidos presentes en ella son el tetrahidrocannabinol (TCH), descubierto en 1964 por el científico israelí Rafael Mechoulam, y el cannabidiol (CBD). El primero es el que se busca cuando el consumo es recreativo, para lograr lo que algunos llaman el viaje; el segundo se relaciona con su potencial medicinal. Existen diversas subespecies de la planta, la Sativa, Índica y Ruderalis, más conocida como automática o autofloreciente. Dentro de ellas hay distintos tipos, que poseen mayor o menor porcentaje de CBD, esas son las utilizadas con fines medicinales, con ellas se producen cremas, aceites u otros preparados.

Las historias sobre el uso medicinal de esta planta se replican en todas partes. Conocerlas nos permite entender desde una perspectiva personal la importancia que adquiere el cannabis para tratar y sobrellevar dolencias diarias, al mismo tiempo que deja en evidencia las dificultades que implica su cultivo, como una actividad que requiere tiempo y dedicación. Por otro lado, nos ayuda a dimensionar la importancia que ha tomado a nivel social convirtiéndose en una problemática que trasciende lo personal.

Elvio, nos abre las puertas de su casa, construida por su padre para contarnos en confianza la pasión con la que lleva a cabo la tarea de cultivar cannabis. Afuera hace calor, adentro las ventanas cerradas y la construcción de techos altos nos amparan. En algún otro rincón de esa casa, resguardadas crecen las plantas cuyas flores son medicina. Él está jubilado, ahora dedica su tiempo a su familia y a la producción de cannabis que requiere muchos cuidados para obtener un producto de calidad. De cabello canoso y aspecto jovial, su piel tatuada y aritos en sus orejas nos cuenta con un tono alegre y relajado que comenzó a producir su propio aceite de cannabis medicinal luego de descubrir sus propiedades, que lo ayudarían con sus dolencias diarias. En un principio fumaba las flores pero a partir de varios inconvenientes que tuvo cuando viajaba y las transportaba comenzó a explorar la posibilidad de fabricar su propio aceite, para ello se instruyó leyendo bibliografía especializada en el tema. “Yo soy licenciado en saneamiento, trabajé en bromatología y en la Secretaria de Medio Ambiente de Entre Ríos en el laboratorio de agua. En bromatología estábamos en contacto con el área de bacteriología y en la Secretaría de Medio Ambiente estudiábamos el agua. En una oportunidad me llegó una investigación de Costa Rica,  país que fue pionero en el consumo del aceite de cannabis, y a partir de eso comencé a leer literatura inglesa y los métodos de Mama Cultiva.”

Así, Elvio se fue abriendo paso en ese mundo que le prometía un método diferente de tratar su salud, que implicaba conocer su cuerpo y entenderlo desde otra perspectiva, al entablar una relación especial con la planta de la que provenía el cannabis, su medicina.

Actualmente Elvio utiliza semillas importadas, en un periodo fueron de Holanda que compraba a través de una firma chilena, como las dejaron de vender ahora comenzó a elegir unas provenientes de Estados Unidos. Estas semillas son de plantas específicamente medicinales que tienen una combinación entre Indica y Sativa, con una gran presencia de THC, que luego se baja a través de un proceso especial, combinado con un porcentaje de 0,8 y 0,9 de CBD.

El proceso de producción de aceite varía según el productor, en su preparación utiliza desde los cogollos secos y curados hasta un porcentaje de las raíces. Él trabaja sobre una destilación en alcohol con control de temperatura, es importante que esta no exceda los 100 grados, esto es esencial para la calidad del aceite, al igual que los productos que se utilizan durante el proceso. Antes de la destilación a través de la cual se obtiene la resina, se somete a los cogollos a un proceso para bajar su THC y se los guarda en frio. El siguiente paso es diluir la resina en aceite, para ello se pueden utilizar aceites de coco, de oliva o de maíz según las preferencias. Para Elvio el aceite de oliva es el mejor. Esta mezcla de aceite y resina se lleva a cabo a baño maría para que ambos componentes se integren bien, la proporción que utiliza es la recomendada por Mamá Cultiva, 29 en 1. Calcula que de 50 gramos de cogollos puede extraer de 9 a 10 jeringas de un centímetro cúbico de resina. Este proceso requiere paciencia y cuidado desde la siembra de la semilla hasta la extracción de la resina. “Yo utilizo feminizadas y compro unas semillas que se llaman regulares, que son las menos tocadas genéticamente, para fumar. Para el aceite hago mis mezclas, es como el heladero que hace el helado artesanal, cada uno tiene su técnica.”

Su propiedades

Pero ¿cuáles son las propiedades del cannabis? Algunas de las que se detallan en la guía de Mamá Cultiva Argentina son: analgésico, antioxidante, regulador de la inmunidad, protector y reparador de tejido nervioso, estimulante óseo, antiespasmódico, estimulante del apetito, inductor del sueño, antidiabético, relajante muscular, ansiolítico y antipsicótico, anti-náusea y anti-vomitivo, anti-convulsionante, anti-inflamatorio y antifúngico, esto último significa que evita, destruye o detiene el desarrollo o crecimiento de hongos. En la actualidad no se ha probado que el tratamiento con cannabis cure alguna patología o condición de salud, sino que su finalidad es contribuir a mejorar la calidad de vida de quienes lo utilizan. Algunas de las patologías o condiciones en las que se utilizan actualmente son la epilepsia, parkinson, alzheimer, esclerosis múltiple, autismo, para tratar nauseas, psoriasis, migraña, psicosis, adicción, lupus, osteoporosis, fibromialgia, insomnio, efectos secundarios de quimioterapia, entre otros.

En relación a esto Elvio cuenta cómo el consumo del aceite de cannabis ha contribuido a mejorar su calidad de vida. “Hace más o menos 17 o 18 años yo era un paciente que consumía 10 psicofármacos por día. Había comenzado con ataques de pánico escénico, horribles, por ello terminé atendiéndome con un neurólogo que me recetó antidepresivos, entre otros medicamentos. Un día fui a ver una película al cine, todo el mundo lloraba y yo no podía, empecé a pensar que en ocasiones estaba en una reunión familiar y no la disfrutaba. Para ese entonces ya había empezado a fumar marihuana, entonces decidí hablar con el neurólogo para preguntarle cómo podía dejar de consumir todos esos fármacos, si podía reemplazarlos por marihuana, le comenté que necesitaba fumarla a la noche para descansar. Me dijo que podía hacerlo y me dio un tratamiento para que dejara de consumir todos los psicofármacos”.

El conocimiento que Elvio fue recabando y acumulando ha servido para perfeccionar su producto y conocer que cantidad de gotas necesita. Aunque, según él la experiencia siempre es personal, cada usuario debe probar su efecto para comprender las cantidades que requiere su organismo y ser pacientes ya que su efecto es por acumulación. “La planta de cannabis es una planta hermosa, fantástica. Yo me reinventé gracias al cannabis. No es una planta cualquiera, no se como explicarlo, yo digo que es una planta maravillosa.” 

De a poco la industria del cannabis se va extendiendo, su consumo recreativo se ha vuelto más popular y su uso medicinal se abre paso en distintas áreas de la medicina. Algunos médicos aceptan y en ocasiones recomiendan que sus pacientes lo consuman como un tratamiento complementario. Como en cualquier rubro es importante estar atento al producto que se elige, su calidad y el cuidado en su producción. Su efecto no es mágico pero contribuye a paliar dolores ocasionados por la artritis, Mal de Parkinson, Alzheimer o sobrellavar tratamientos de quimioterapia. Por ello, Elvio asegura que el Estado debería proporcionar más espacios de formación para aquellos que estén interesados en el autocultivo  para consumo medicinal, garantizando un acceso más fácil a semillas de calidad.

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