Efecto El Niño: en Santa Fe, plantean medir todos los indicadores de la calidad ambiental

El intendente Jatón remitió al Concejo un proyecto para crear por ordenanza el «Observatorio Ambiental Urbano». Estará abocado a generar información sobre la polución del aire, condiciones meteorológicas y un relevamiento de las familias que viven en zonas anegadizas o de defensas, entre muchos otros índices.

El Ejecutivo Municipal remitió días atrás al Concejo el Mensaje Nº 11, en el cual se propone institucionalizar por ordenanza la creación del «Observatorio Ambiental Urbano» en el ámbito de ciudad. Cabe recordar que este observatorio ya funciona dentro de la secretaría de Ambiente y Cambio Climático, y su misión es medir y monitorear el ambiente para generar información valiosa que sirva para la toma de decisiones en materia de políticas ambientales. Ahora, se amplía con este proyecto los alcances de esta área específica.

Según consta en el mensaje, el Observatorio tendrá por misión el monitoreo del ambiente urbano y la medición de parámetros característicos para producir información ambiental de calidad sobre la ciudad. Deberá generar datos mediante muestreos, inventarios, censos, entre otros recursos; producir un análisis de los mismos, a partir de la construcción de indicadores, índices y mapas; y elaborar informes que permitan conocer el estado del ambiente, a partir de las conclusiones derivadas del análisis de los datos obtenidos y los indicadores generados.

También, generar junto al área de comunicación de la municipalidad «diversas estrategias para que la ciudadanía esté informada acerca del estado de la variables ambientales»; aportar al cumplimiento de acuerdos y pactos regionales, nacionales y globales mediante el reporte de datos, carga de formularios y generación de estrategias de acciones conjuntas, que permitan un abordaje global de la problemática; y también, establecer las necesidades de equipamiento nuevo y actualización del existente para garantizar la confiabilidad de los datos generados.

Dadas las advertencias sobre el fenómeno climático de El Niño -que según organismos internacionales podría intensificarse a fines de este año con lluvias intensas y crecidas de los ríos-, el proyecto plantea, en este sentido, monitorear el porcentaje de la población urbana «localizada en zonas de alta amenaza», y el relevamiento permanente «de familias en condiciones de vulnerabilidad que viven en zonas anegadizas», es decir fuera, en los reservorios o fuera de los anillos de defensa.

Qué se quiere medir

Lo interesante del proyecto son los indicadores medio ambientales que se buscan medir. «El Observatorio deberá reportar datos para la construcción de indicadores, detallando las variables a medirse, relevarse o estimarse, que deberán estar alineadas con lo recomendado por las voces expertas a nivel nacional e internacional», dice el proyecto.

El abanico de indicadores consta de siete grandes áreas. La primera es quizás la más compleja, y se trata del Índice de Calidad Ambiental Urbana (ICAU), que comprende el cálculo de indicadores directos e indirectos. Los indicadores directos están integrados por la Superficie de Área Verde por Habitante (que requiere la medición de la superficie verde con respecto a la superficie total de la ciudad); la calidad del aire, que implica el monitoreo directo mediante estaciones fijas de las condiciones meteorológicas, como los niveles de dióxido de azufre, óxido de nitrógeno y monóxido de carbono, entre muchos otros.

En Barranquitas Sur. El proyecto propone un relevamiento permanente de las familias localizadas en reservorios o fuera de los anillos de defensa de la ciudad. Crédito: Fernando Nicola


Indirectamente se puede estimar mediante la presencia y ausencia de líquenes (indicador de pureza ambiental), para lo que es necesario un relevamiento de árboles; la frecuencia de las especies y el relevamiento de líquenes. Y respecto de la Calidad de Agua Superficial, este índice implica la medición de las siguientes variables al menos dos veces al año: oxígeno disuelto; coliformes fecales; pH, fósforo, nitrógeno, demanda biológica de oxígeno y turbidez.

Con respecto al porcentaje de Áreas Protegidas y Estrategias de Conservación Urbanas, este punto abarca el relevamiento de áreas protegidas que cuenten con planes de manejo y estrategias de conservación. Y el otro ítem importante es el Porcentaje de Residuos Sólidos Aprovechados, que implica la medición de la cantidad de estos residuos que efectivamente son reutilizados, tanto reciclados como compostados. Figura también el Indicador Ambiental de Ruido, que abarca la medición de los niveles de ruido en puntos previamente establecidos.

Consumos

Otro de los indicadores a evaluar, siempre respecto a la Calidad Ambiental Urbana, es el Consumo Residencial de Agua por Habitante, que requiere la medición del consumo de agua potable en la ciudad); el Consumo Residencial de Energía por Habitante (es la medición del consumo de energía eléctrica en la ciudad); el Porcentaje de Residuos Sólidos Dispuestos Adecuadamente, es decir, la cantidad de residuos que se disponen en relleno sanitario, frente a los no dispuestos o dispuestos en basurales ilegales.

Además, se plantea medir el Porcentaje de Suelos de Protección Urbanos con Conflictos de Uso del Suelo (la superficie de suelos anegadizos o de defensa ocupados ilegalmente); el Porcentaje de Longitud de Infraestructura Vial para Sistemas Públicos y no Motorizados de Transporte (longitud de vías de uso exclusivo del transporte público y medios no motorizados de transporte con respecto a la longitud total vial construida). Por último se cita el Espacio Público Efectivo por Habitante, que es la superficie de espacio público de calidad de la que se dispone por cada habitante de esta capital.

Biodiversidad y efecto invernadero

El segundo gran ítem es el «Monitoreo de la Biodiversidad», presente en la Reserva Natural Urbana del Oeste, el Jardín Botánico y grandes parques de esta capital, como el Federal, el Garay, el Parque Gral. Manuel Belgrano, Plaza Constituyentes, Plaza Gral. San Martín, Plaza Guadalupe, la Plaza de las Banderas, entre otros pulmones verdes.

Este monitoreo abarca el conteo de especies de flora y fauna que residen anual o estacionalmente en esos espacios mediante diferentes metodologías «como avistaje, conteo de heces, colocación de trampas, etcétera». El inventario deberá ser cargado en plataformas de difusión de la biodiversidad con características de acceso públicas y de ciencia ciudadana, como puede ser ArgentiNat de la red iNaturalist.

Cuánto se recupera de los residuos sólidos urbanos -y qué porcentaje entra a la economía circular-, otra de las variables para medir. En Barranquitas Sur. El proyecto propone un relevamiento permanente de las familias localizadas en reservorios o fuera de los anillos de defensa de la ciudad. Crédito: Fernando Nicola


El tercer ítem del proyecto alude a las «Emisiones de Gases de Efecto Invernadero», dentro del cual los empleados del Observatorio deberán hacer un inventario de emisiones y monitorear la huella de carbono reportada per cápita. El cuarto alude a la «Generación de energías renovables», es decir, la cantidad de energía proveniente de fuentes renovables, per cápita o equivalente.

El quinto ítem abarca el «Análisis de vulnerabilidad frente al cambio climático y objetivos de desarrollo sostenible»; el sexto, el «Análisis de resultados de las acciones realizadas», y finalmente el séptimo versa sobre las «Variables que se consideren relevantes según la variación del contexto ambiental, social y económico».

Autoridad de aplicación

La Autoridad de Aplicación sería la secretaría de Ambiente y Cambio Climático, «o la que en el futuro la reemplace». La misma podrá trabajar en conjunto con otras áreas del Ejecutivo Municipal si así lo requiriese, tanto en la recopilación como en la generación de datos.

Se deberá capacitar al personal de la secretaría o de entes municipales que intervengan en los diferentes objetivos del Observatorio; y crear campañas de toma de datos, relevamientos presenciales o virtuales, periódicos, con la intención de establecer series de datos de las variables cuya medición o estimación se juzgue necesaria.

Finalmente, la secretaría tendrá que realizar una caracterización de la ciudad y de sus distritos sobre la base de las variables antes mencionadas, la cual «permita entrecruzamientos y zonificación de la información», y publicar por los canales oficiales del municipio periódicamente los datos obtenidos, así como las conclusiones que se desprendan.

El Ejecutivo podrá realizar convenios con el Gobierno de la provincia de Santa Fe, INTI, INTA, UNL, UTN Santa Fe, Conicet «y todos aquellos estamentos estatales y no estatales que estime conveniente» para la consecución de los objetivos previstos en el proyecto de ordenanza.

En los argumentos, se sostiene que la iniciativa intentará que los ciudadanos «tengan a disposición información sobre el ambiente que los rodea, cómo éstos perciben su medio y cómo reaccionan a él».

Así, se contribuiría al cumplimiento del artículo N° 6 del Acuerdo de Escazú, el cual propicia que «las autoridades competentes generen, recopilen, pongan a disposición del público y difundan la información ambiental relevante para sus funciones de manera sistemática, proactiva, oportuna, regular, accesible y comprensible, y que actualicen periódicamente esta información y alienten la desagregación y descentralización de la información ambiental a nivel subnacional y local».

Fuente: El Litoral

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