Conocer el aire que respiramos

Un equipo de la UNR logró construir un equipo que detecta contaminación y su impacto en el sistema inmunológico humano.

Investigadores de la Universidad Nacional de Rosario han desarrollado un novedoso dispositivo de medición de calidad del aire y muestreo de partículas finas, diseñado para detectar la presencia de contaminantes ambientales. Este desarrollo se destaca por su costo significativamente menor en comparación con sus homólogos disponibles en el mercado. Además de evaluar la calidad del aire, este innovador instrumento también permite la recopilación de partículas para su análisis posterior en laboratorio, lo que facilita la evaluación de su impacto en la salud en general y sobre el sistema inmunológico en particular.

El equipo está formado por profesionales de la Plataforma de Estudios Ambientales y Sostenibilidad de la UNR,  el Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (IDICER), radicado en la Facultad de Ciencias Médicas, y el Instituto de Física Rosario (IFIR), que se encuentra en el Centro Científico Tecnológico. Ambos son institutos de doble dependencia de UNR y CONICET.

“El proyecto está financiado por fondos propios del rectorado de la Universidad y la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación. Este tipo de equipo en el mercado cuesta alrededor de 10 mil dólares, mientras que el nuestro fue desarrollado por menos de dos mil”, explicó el director de la Plataforma de Estudios Ambientales y del proyecto, Aristides Pochettino: “Cuenta con dos partes: por un lado el desarrollo del prototipo que llevó adelante el Instituto de Física Rosario y en un área cedida al Centro de Estudios Interdisciplinario de la UNR por la Facultad de Ciencias Médicas la instalación del laboratorio para el análisis de índole ambiental”. 

Este desarrollo tiene dos propósitos bien concretos. El primero se centra en recolectar el material particulado que hay en el aire, a través de un dispositivo diseñado para tal fin que está conectado a una bomba de vacío que actúa por veinte minutos, y lo resultante se lleva a análisis por microscopía y a caracterización de contaminantes en el laboratorio emplazado en la Facultad de Ciencias Médicas. El segundo, se vincula con un instrumento anexado que por técnicas ópticas mide la concentración del material particulado fino. “Es decir, mide la cantidad de partículas de tamaño igual o menor a 2.5 micrones presentes en el aire, en unidades de microgramos por metro cúbico. Este parámetro se utiliza comúnmente como referencia de la calidad del aire en diferentes redes de monitoreo ambiental”, detalló Adriana Ipiña, investigadora del Instituto de Física Rosario. 

Ipiña, Pochettino, y Bongiovanni destacaron la necesidad de tener datos precisos de la calidad del aire de nuestra zona.

La investigadora adelantó que estos tipos de equipos, cuando son diseñados por alguna empresa de mercado, suele tener un costo altísimo y versatilidad limitada. “Este diseño cuenta con ambas funcionalidades y pueden incrementarse utilizando elementos que se encuentran en la industria nacional. Esto es muy relevante porque tiene como fin ser un instrumento central para tareas de investigación. Hemos revisado muchos trabajos científicos y publicaciones internacionales que nos sirvieron de apoyo en la creación de este dispositivo”.

El equipo desarrollado por los científicos resulta significativamente más asequible, con un costo un 80% menor en comparación con dispositivos similares. Esto democratiza el acceso a la información a través de herramientas de medición, fomentando la expansión de investigaciones en esta área.

Su creación se originó a raíz de una necesidad apremiante: la solicitud de datos sobre la calidad del aire durante los incendios en el humedal en 2020, por parte de la justicia a la Provincia de Santa Fe y la Municipalidad de Rosario. “En ese momento, solo se disponía de datos parciales y aislados, sin un respaldo pericial sólido. La carencia de una solución integral nos llevó a medir la situación, pero nos faltaba la capacidad de recolección de datos, lo cual requería la contratación de un servicio privado”, recordó Pochettino, y detalló: “Nuestro dispositivo combina ambas funciones, brindando un valor inigualable desde la perspectiva científica. La premisa es poder determinar, en un laboratorio, la composición de las partículas recolectadas y su impacto en la salud de la población, una información que hasta ahora no se conocía”.

El trabajo realizado surge de la necesidad de poder contar con esos datos de manera sistemática y actualizada. “Desde que en el 2019 se creó la Plataforma de Estudios Ambientales, la UNR puso la cuestión de ambiente como uno de sus pilares fundamentales, y eso queda demostrado en todas las acciones que se vienen desarrollando en ese sentido”, explicó Pochettino.

Tanto en el laboratorio emplazado en la Facultad de Ciencias Médicas como en el Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario se encargan de analizar el tipo de partículas y contaminantes que se recolectaron a través del dispositivo, el cual es portátil y tiene la ventaja de poder realizar mediciones en distintos lugares. “Al recolectar las partículas, además de estudiar los distintos tipos de contaminantes que pueden estar presentes en la muestra, la idea es estudiar el efecto que producen sobre el sistema inmunológico, para eso exponemos células del sistema inmune al material particulado recolectado para ver que produce”, desarrolló Bettina Bongiovanni, investigadora de este espacio.

En este sentido, se busca tener un acercamiento a las posibles consecuencias, investigando si la exposición a estas partículas puede exacerbar enfermedades preexistentes, potenciar el desarrollo de enfermedades, etc. “Utilizamos macrófagos humanos, que constituyen una de las primeras líneas de defensa del organismo, los hacemos crecer en una placa de cultivo, y luego, los exponemos a las partículas para observar los efectos a través del análisis de marcadores inmunológicos. Durante los incendios estuvimos realizando un trabajo de este estilo y obtuvimos resultados muy negativos en relación a la salud”, explicó Bongiovanni. 

Las y los investigadores observan que el poder contar con estos datos es un factor fundamental, ya que hay algunos discursos que circulan negando el cambio climático y no incluyendo la materia ambiental en la planificación de los próximos años. ” Negar lo que se ha ido observando en distintos contextos, especialmente en lo que se refiere a salud laboral debido a exposición ambiental en el lugar de trabajo, es peligroso. Sin monitoreo, es imposible evaluar la calidad del aire. La idea es tener mejor aire y por ende, mejor salud”, determinó Bongiovanni. 

Datos y mediciones, la clave para proteger nuestro medioambiente

“Necesitamos tener, tanto a nivel académico como a nivel gubernamental, información sobre la calidad del aire, porque actualmente no contamos con registros detallados de las partículas finas, muy nocivas para la salud humana. Quedó en evidencia cuando sufrimos las consecuencias de los incendios en el humedal, la falta de datos y herramientas para integrar este tipo de estudios. Esto incluye el hecho de que no tenemos conocimiento como sociedad del aire que respiramos”, señaló Ipiña y agregó: “En Rosario ha crecido mucho la flota vehícular en los últimos años y el rubro de la construcción; ambas aportan en la emisión de partículas, así como las de origen natural. Todas las ciudades grandes tienen que monitorear y conocer las fuentes contaminantes, tanto para saber los efectos en la salud como para evaluar el estado del medioambiente. Sin ese conocimiento, es muy difícil hacer un diagnóstico de cuáles son las políticas públicas que se tienen que implementar”.

Bongiovanni, recordó que cada centro urbano tiene sus particularidades y no se pueden aplicar medidas sin conocer con seguridad el estado del aire. “Rosario tiene un gran cordón industrial que es muy diferente al que pueden tener otras ciudades y eso impacta de manera distinta. Acá el desarrollo del puerto por ejemplo hace que haya más material particulado por el acopio de granos, más cantidad de insecticidas aplicados. No se tiene en cuenta tampoco las emisiones de los barcos, etc. No solamente hay que medir el impacto sino también impulsar medidas de prevención”. 

Existe una creciente demanda social por parte de numerosas ONGs de llevar a cabo investigaciones en las comunidades circundantes a las instalaciones de empresas dedicadas a la producción de aceites y productos químicos. “Asistimos a un fortalecimiento del ámbito legal enfocado en cuestiones ambientales, donde la justicia avanza con notables avances, incluyendo sanciones impuestas a varias empresas por su contribución a la contaminación del agua. En el caso de la calidad del aire, la obtención de datos precisos resulta igualmente crucial, y sabemos que los habitantes están dispuestos a que realicemos la evaluación. Estamos inmersos en proyectos que se están gestando con el fin de construir una base de datos sólida y ampliar nuestros conocimientos”, subrayó Pochettino, quien anticipó que “ya se están llevando a cabo pruebas con nuestro equipo y la idea es poder construir otro más para así expandir nuestras capacidades de investigación”.

Periodista: Gonzalo J. García / Fotográfa: Camila Casero.

Fuente: Universidad Nacional de Rosario

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