Las claves del desarrollo de ciudades inteligentes

Para Carolina Tkachuk, la sensorización digital -en gestión de residuos, movilidad, ambiente- y la centralidad del ciudadano son claves en el paradigma smart cities. Cómo marcha este proceso en la capital santafesina.

El concepto de ciudades inteligentes («smart cities») está en la vanguardia de los teóricos del urbanismo siglo XXI a nivel global. Se entiende por ciudad inteligente a aquella que, a través de los tomadores de decisiones (gobernanza), usa las nuevas tecnologías aplicadas a la información (Big Data, Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial) para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Esto abarca un amplio abanico dentro de las dinámicas y fisonomías urbanas de cada ciudad.

En el marco de la quinta edición de «Encuentro por las Ciudades», que tuvo lugar en la Estación Belgrano (organizado por el Espacio Encuentro), la Mg. en Economía Urbana (por la Universidad Torcuato Di Tella) Carolina Tkachuk, co-fundadora y Directora Operativa de la Red de Ciudades Inteligentes de la Argentina, dialogó a propósito del concepto y aplicabilidad en la práctica del concepto de ciudades inteligentes.

Con smart cities debe hablarse de «la aplicación de la tecnología y de procesos innovativos para cumplir con los objetivos que tenga una ciudad en los términos de las distintas dimensiones que la estructuran», definió la especialista. Estas dimensiones son la sostenibilidad, la gobernanza, la movilidad, la economía, el medio ambiente y la calidad de vida del ciudadano, entre otras.

«Son dimensiones cuyos objetivos deben tener siempre al ciudadano en el epicentro de cada gestión. Pues el objetivo de fondo es mejorar la calidad de vida, brindar mejores servicios y optimizar su experiencia urbana digital. Y un gobierno local debe empezar a generar estrategias para poder implementar de una forma eficiente las distintas tecnologías que van surgiendo para cada dimensión», amplió el concepto.

Al mismo tiempo, «el modo de gobernanza tiene que ser abierto y distribuido, horizontal y descentralizado. Esto es, que las áreas gubernamentales empiecen a tender mayores lazos de sinergias para poder proponer soluciones innovadoras a problemáticas sociales concretas, o diseñen políticas públicas urbanas basadas en la evidencia del dato muchas veces obtenido en tiempo real, gracias a las tecnologías», completó su definición Tkachuk.

-¿Qué lugar ocupa en este contexto el ciudadano en este nuevo paradigma? ¿Respecto de servicios básicos como la recolección de residuos o el transporte por colectivos, por ejemplo?

-El concepto de smart city apunta a una combinación de herramientas que un gobierno local le brinda al ciudadano para poder moverse en la ciudad, desde una app digital, por caso. Es la disposición para que una persona pueda trasladarse de una manera más eficiente.

En esto, la idea de «sensorización» digital (tendencia a medir todos los indicadores posibles mediante plataformas digitales, para sistematizar información que sirva en la pertinente toma de decisiones políticas) es muy importante. Porque gracias a ello se obtienen datos y se puede decidir en el corto plazo en temas tales como, por ejemplo, una mejor gestión de los residuos domiciliarios.

También aparece la sensorización en las luminarias led, para poder detectar fallas o predecir ciertos comportamientos. Esto le brinda una mayor seguridad al ciudadano. En la idea de smart city hay una combinación de herramientas tecnológicas que debe gestionar adecuadamente un gobierno local, porque su obligación central es garantizar una mejor calidad de vida y una experiencia urbana mucho más óptima.

-¿Qué importancia tiene el diseño de un plan de movilidad urbana contemplando todos los actores (ciclistas, electromicromovilidad, usuarios del transporte por colectivos, peatones) en una ciudad inteligente?

-Primero, me parece que es clave la sensibilización y la información de la ciudadanía. «Implementamos una tecnología, pero ¿para qué y para quiénes?». La clave es responder a ese interrogante. Muchas veces sucede que se aplica una herramienta tecnológica pero el ciudadano no está lo suficientemente preparado o informado con respecto a su uso eficiente. Es central sensibilizar y educar a las personas.

En segundo lugar, creo que un gobierno local debe tener mucho de apertura con respecto a los nuevos modelos de negocios que comienzan a surgir en función de las distintas dimensiones de una ciudad, y la movilidad es clave. Estoy refiriéndome a nuevas plataformas colaborativas que comienzan a surgir (ejemplos, Waze, para el tránsito en tránsito en tiempo; Uber, para el transporte privado; Airbnb, para alojamientos), de las cuales el ciudadano también tiene que estar sensibilizado.

Éstos son modelos que surgen de las propias necesidades de la ciudadanía, y en muchas ciudades todavía no están lo suficientemente asimilados. Y dentro de lo que es el concepto de smart cities, se supone que cada gobierno local debe estar atento a estas plataformas colaborativas. Lo que noto es que esto aún no está institucionalizado por parte de los gobiernos locales: hay ciertas resistencias, y empiezan a jugar ciertas trabas regulatorias.

Fuente: El Litoral

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