La intención es contar con información para que las pesquerías hagan un manejo sostenible y responsable del recurso íctico “Hidrológicamente se puede decir que la bajante se terminó, pero ecológicamente es difícil de determinar”, destacó Luis Espínola, doctor en Ciencias Ambientales.
El cambio climático y las condiciones extremas son una realidad en nuestra región. Esto se traduce en sequías y bajantes extraordinarias como la que reinó durante los últimos tres años y ahora con un escenario de El Niño que trae crecidas de los ríos superiores a las normales e intensas precipitaciones. Según los especialistas habrá que acostumbrarse y prepararse a vivir con estos cambios bruscos, ya que serán más habituales.
En medio de todos estos cambios se encuentra el ecosistema y las diferentes especies de flora y fauna que lo componen. Luis Espínola, doctor en Ciencias Ambientales e investigador independiente del Conicet (Inali-UNL) en el laboratorio de hidroecología, junto a otros investigadores lleva adelante un estudio para implementar criterios ecohidrológicos como respuesta de dinámica de los procesos hidrológicos para un manejo sostenible de las pesquerías del río Paraná, particularmente en eventos extremos del nivel hidrométrico, particularmente en situaciones hídricas bajas. Una fuente de financiamiento de este trabajo es el gobierno de la provincia de Santa Fe.
En una entrevista con El Litoral, Espínola detalló cómo es la investigación en la que trabajan, sus particularidades y cuáles son los criterios que tienen en cuenta al momento de analizar un recurso como el ictícola, tan apegado a los cambios bruscos del río Paraná y sus afluentes.
¿Por qué motivo iniciaron la investigación?
-El trabajo empezó a raíz de la bajante que empezó a mediados de agosto de 2019 y se prolongó por casi tres años. No se tenían datos de una bajante tan prolongada y se pudo actuar rápido, por eso encaramos el proyecto para poder llevarlo a cabo.
-¿Cuáles son las especies que investigan?
-Estudiamos toda la comunidad, pero nos abocamos principalmente a las especies de importancia comercial como la boga, el sábalo y dorado.
-¿Dónde centraron su investigación?
-Siempre estuvimos muestrando en un mismo lugar, la zona es el arroyo Cataratas, detrás de los cuarteles de Santo Tomé. Desde 2010 hasta 2016 hicimos muestreos trimestrales en ambientes de lagunas y cauces del río. Cuando empezó la bajante fuimos a muestrear los mismos lugares, lo hicimos desde enero de 2021 hasta la fecha y la idea es poder continuar todo el año que viene.
-¿Qué fue lo que analizaron?
-Comparamos dos crecientes importantes, la del 2010 y la del 2016, con los muestreos de la bajante. Dichos muestreos siempre se realizaron por debajo de la cota de aislamiento que para el área de Santa Fe es de 2,03 metros; (por que el río casi no supero esta cota cuando lo hizo fue por muy poco tiempo (menos de 50 días) en estas condiciones no hay un funcionamiento ecológico adecuado. Es decir, solo un 7% planicie presenta conectividad hidrológica. Hay dos factores principales que influencian: la falta de creciente desde mediados de 2019 hasta el primer pico de octubre de 2022, en todo este tiempo, solo en dos oportunidades se superó la cota de aislamiento por poco tiempo (menos de 50 días).
-¿Cuáles son las condiciones favorables para que haya éxito reproductivo de peces?
-El incremento del nivel hidrométrico debe ser en tiempo y forma, esto significa que supere la cota de desborde (4,5 m) por más de 80 días; y que coincida con las temperaturas de verano. Sin embargo, puede ocurrir un incremento del nivel hidrométrico aunque no superó la cota de desborde, pero si la cota de aislamiento y que coincida con el incremento de la temperatura, tal como ocurrió en octubre del 2022, aparentemente fue importante para el éxito reproductivo debido a que cuando hicimos el muestreo, en diciembre 2022 capturamos gran cantidad de juveniles.
-Tras lo observado y analizado ¿Qué se debe tener en cuenta para la protección del recurso?
-Hay que saber que entre la cota de aislamiento y la de desborde hay pulsos de flujo que son las variaciones hidrométricas que tienen una importancia ecológica diferente dependiendo la intensidad. Todo esto se tiene que medir para saber cuánto dura el tiempo de conectividad de la planicie y si la reproducción se da en tiempo y forma.
Río alto
-¿Cómo analizan la situación actual con el río Paraná en aguas altas?
-Este pico de crecida es más alta de la que ocurrió en diciembre (2022) y creemos que será más duradera. Recién vamos a tener los primeros datos ahora cuando vayamos en diciembre a relevar el crecimiento y la captura de juveniles. Si uno tiene que hacer una analogía, tendría que ser tan beneficiosa como la que fue el año pasado.
-Esta condición del río en nivel de cota de desborde ¿Resuelve los efectos adversos que trajo la bajante?
-La bajante tiene efectos acumulativos y no se terminan con la crecida del río, sino que pueden perdurar años dependiendo del sistema y la capacidad de resiliencia que tengan las especies y el ecosistema en sí. Evaluar todo el 2023 y todo el año que viene será clave para tener una aproximación a saber cómo afecta la bajante a un sistema como el Paraná que tiene bajantes y crecidas regulares, pero no de eventos prolongados como el que ocurrió. Hidrológicamente se puede decir que la bajante se terminó, pero no ecológicamente.
Conclusión
En la investigación publicada, los investigadores en su comentario final sostienen que “la aplicación de criterios ecohidrológicos al manejo pesquero es instrumental para sostener las pesquerías. Dichos criterios deberían tener en cuenta la interacción entre los procesos hidrológicos y la respuesta ecológica (características ecohidrológicas) y aplicarse para definir mejores regulaciones pesqueras basadas en límites de cuotas, límites de tamaño y vedas estacionales a escala de cuenca. Como es el clima se espera que sea menos predecible y se caracterice por situaciones más extremas por ejemplo, las sequías pueden volverse más frecuentes y graves, por lo que se deben tener en cuenta las proyecciones climáticas a largo plazo al desarrollar estrategias de gestión pesquera”.
Además remarcan que “los eventos extremos esperados para la cuenca del Paraná pueden ser aún más intensificados por la aparición de pulsos de inundaciones extraordinarios y sequías impulsadas por fenómenos climáticos naturales como El Niño-Oscilación del Sur”, y agregan: “El establecimiento de criterios ecohidrológicos para mitigar los efectos potenciales de futuras sequías intensas impulsadas por la variabilidad climática podría tener importantes beneficios para la gestión de la pesca de agua dulce en el río Paraná. Como tal, es esencial recordar reconocer la pérdida de recuperación ecológica ante las sequías y los bajos niveles de agua de los ríos. Por lo tanto, se deben tener en cuenta las proyecciones climáticas a largo plazo al desarrollar estrategias de gestión pesquera que promuevan la sostenibilidad a largo plazo de la pesca”.
Fuente: El Litoral