Patentan una nueva molécula para combatir el Parkinson

Un consorcio de investigadores tucumanos y de la UBA, junto al sector privado, consiguió el diseño de una nueva molécula para combatir la enfermedad.

Investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), del Conicet NOA Sur y de la Universidad de Buenos Aires, junto al sector privado, desarrollaron una nueva molécula que demostró ser eficiente, al menos en los ensayos preclínicos, en la mejora de los síntomas característicos de la Enfermedad de Parkinson (EP) y además mostró una importante actividad neuroprotectora. La molécula fue patentada en los Estados Unidos y en la Unión Europea y el trabajo de investigación fue aceptado por una reconocida revista científica para su publicación.

Se trata de Pegasus o DAD 9, que es la primera molécula capaz de abordar los dos principales problemas de la EP que son: mejorar los síntomas y evitar la progresión de los daños neuronales. El compuesto es un firme candidato a fármaco que consiguió superar la etapa preclínica. El próximo paso es la inscripción del desarrollo en la Food and Drug Administration (FDA) para conseguir la autorización que permita iniciar las pruebas clínicas en humanos.

Rosana Chehín, docente de la UNT y directora del Instituto de Medicina Molecular y Celular Aplicada (IMMCA) de triple dependencia entre la UNT, el Conicet y el Ministerio de Salud de Tucumán, lidera la investigación. Está acompañada por un grupo especializado en síntesis química de la Universidad de Buenos Aires (UBA), a cargo del doctor Oscar Varela. El desarrollo es el resultado de la sinergia entre el sector público y el privado, ya que cuenta con el aporte económico de Sky Bio LLC, empresa biotecnológica norteamericana fundada por el empresario Claude Burgio.

“Hace 10 años venimos desarrollando estudios sobre las bases moleculares de la EP, justamente porque entendiendo qué es lo que produce la enfermedad, qué es lo que mata a las neuronas dopaminérgicas en la patología, uno puede encontrar cómo proteger esas neuronas o cómo inhibir el daño neuronal”, explicó Chehín. Y agregó: “fuimos con un grupo de químicos de síntesis de la UBA para ver si podíamos llevar adelante un ambicioso proyecto que era la síntesis de una molécula, lo que se conoce como diseño racional de fármacos. En palabras simples, buscábamos desarrollar una molécula que sea capaz de hacer lo que nosotros queríamos. Y así llegamos a Pegasus”, puntualizó.

Chehín indicó que la flamante molécula actúa, por una parte, como un “agonista dopaminérgico”, es decir, con una función similar a la dopamina, que es un neurotransmisor esencial en el cerebro. En tanto que, por otra parte, presenta actividad neuroprotectora, impidiendo la formación de especies tóxicas de la proteína alfa-sinucleina, causante principal de la patología.

La investigadora argumentó: “dado que la dopamina no puede administrarse sola porque no pasa la barrera hematoencefálica, diseñamos esta molécula que es un carrier que transporta dopamina al cerebro empleando el sistema de transporte de las tetraciclinas”. Agregó que la molécula conserva las mejores propiedades de la dopamina y de la tetraciclina. Por ejemplo, descartaron la función antibiótica de esta última que, a largo plazo, genera resistencia.

Para Chehín, la flamante molécula podría convertirse en una alternativa para el tratamiento de la EP, de resultar positivas las pruebas en humanos. Indicó que podría convertirse en una opción a la levodopa, fármaco que se usa hace más de 60 años para Parkinson y que puede generar efectos adversos.

El equipo de investigación está formado por: Rosana Chehín, Oscar Varela, Cesar Ávila, Benjamín Socías, Diego Ploper, Esteban Vera Pingitore, Silvina Chaves, Verónica Manzano, Rodrigo Tomas Grau, Florencia González Lizárraga, Adriana Kolender y Agustín Pernicone.

Producción a escala

Chehín destacó la importancia de que, además de conseguir la patente y de superar la etapa preclínica de experimentación en ratones, también consiguieron el escalamiento de la molécula, es decir, producirla en grandes cantidades en los Estados Unidos. “Esto es importante porque se trata de una síntesis química muy compleja y difícil de producir”, argumentó.

La investigadora detalló: “la patente es de la Universidad Nacional de Tucumán, del Ministerio de Salud Pública de la Provincia, del Conicet, de la UBA y de SkyBio, que es la empresa que desde el comienzo estuvo en el financiamiento del desarrollo de la molécula. Y la patente está licenciada a esta empresa que obtuvo el permiso de explotación comercial”.

Centro de Diagnóstico precoz de Parkinson

La EP se suele detectar cuando la enfermedad está muy avanzada con signos evidentes de deterioro motor y cognitivo. Los métodos comunes para detectarla son una prueba de neuroimagen (tomografía axial computarizada de cráneo o una resonancia magnética cerebral), acompañados de la evaluación clínica. Sin embargo, hace poco surgió una técnica que permite la detección temprana de la enfermedad, basada en el análisis del líquido cefalorraquídeo en busca de la proteína alfa-sinucleína agregada, que es característico en la enfermedad.

Para realizar ese estudio se necesita la producción sostenida de la proteína alfa-sinucleína, que es un insumo indispensable, caro y difícil de conseguir a nivel mundial, y el instituto tucumano la produce hace cerca de 10 años.

“Hay mucha proteína alfa-sinucleína en el cuerpo que no es tóxica. Encontrarla agregada es muy complejo, para eso hacemos una amplificación de esta proteína con un método similar a la PCR (en español Reacción en Cadena de la Polimerasa), pero aquí es un mecanismo más complejo”, precisó Chehín. Agregó que el IMMCA está a punto de adquirir un equipo de RT-QuiC del exterior que permitirá poner a prueba la técnica con la proteína que ellos mismos producen y que esto convertiría a la institución tucumana en un centro de referencia en el diagnóstico precoz de la EP.

Fuente: Argentina Investiga

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