Dos especialistas del CONICET analizan el fenómeno de las apuestas online; las causas, factores de riesgo, consecuencias y posibles intervenciones de una problemática social en aumento. Astor Borotto es sociólogo y becario del CONICET en el IHUCSO Litoral (CONICET, UNL). Betina González es neurocientífica e investigadora en el ININFA (CONICET).
Juego compulsivo, juego patológico, ludopatía, adicción al juego, apuestas excesivas y consumo problemático son sólo algunos de los términos que engloban una misma problemática que, en la actualidad argentina, se ha convertido en tema de investigación. En efecto, el crecimiento inédito del mercado de las apuestas trajo aparejado formas problemáticas de juego, las cuales se empezaron a interpretar como una enfermedad o adicción.
Dos especialistas del CONICET analizan el fenómeno de las apuestas online, con el propósito de recorrer sus distintas aristas: Betina González es neurocientífica e investigadora del Consejo en el Instituto de Investigaciones Farmacológicas (ININFA,CONICET). Astor Borotto es sociólogo y becario del CONICET en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales del Litoral (IHUCSO LITORAL-CONICET, UNL). Ambos abordan este tema desde una perspectiva individual y social respectivamente.
Desde una perspectiva sociológica, Borotto explica que aún hoy el juego problemático es un motivo de reprobación moral y de vergüenza para quienes lo padecen, pero cada vez es más común la idea de que apostar en exceso es una patología.
Desde una perspectiva neurocientífica, González define a la adicción como un “trastorno cerebral crónico caracterizado por la búsqueda compulsiva de estímulos gratificantes”, se trate de drogas, alcohol o apuestas, a pesar de las consecuencias negativas que desencadenan. “Este trastorno involucra múltiples circuitos cerebrales, incluidos aquellos responsables de la recompensa, la motivación, la memoria y el control de impulsos”, detalla la investigadora.
Las apuestas online según los protagonistas
Según se menciona en el artículo Apuestas deportivas online y jóvenes en Argentina: entre la sociabilidad, el dinero y el riesgo “los jóvenes perciben a las apuestas deportivas mayormente como un juego o una diversión, que se da, principalmente, cuando están con amigos”. Allí, Juan Branz y Diego Murzi, investigadores del CONICET, analizan los resultados de una encuesta realizada a varones entre 13 y 21 años de todo el país.
Para los autores, “varios elementos confluyen para que las apuestas, y en particular las deportivas, sean un fenómeno en constante expansión en Argentina”, esto se debe a que “se trata de una actividad escasamente regulada por el Estado a la que cualquier persona puede acceder y es atractiva desde el momento en que promete recompensar con dinero un ´saber´ sobre deportes en un país con alto consumo de espectáculos deportivos”.
En su análisis de los resultados de la encuesta, los investigadores establecen: “lo que se pone en juego en las apuestas no es sólo ganar o perder dinero. También es importante para los jóvenes demostrar con sus amigos que ellos “saben de deportes”, y ganar una apuesta es la confirmación de ese saber.
La adolescencia y la adultez temprana como periodos críticos
“La adolescencia -señala González- es un periodo caracterizado por la inmadurez de las áreas que controlan los impulsos, y el aumento de las hormonas que señalizan estrés, como el cortisol, haciendo que la vulnerabilidad a adictógenos se incremente”. Entendiéndose por adictógeno a una “sustancia o comportamiento, como las apuestas, que tiene el potencial de generar adicción en quienes lo consumen o lo practican”, indica la especialista.
“El juego patológico o ludopatía se presentan como conductas de riesgo en la adolescencia y adultez temprana, debido a que en esta etapa están en plena maduración áreas cerebrales involucradas en el procesamiento de recompensas como la corteza prefrontal, que controlan las conductas impulsivas y la toma de decisiones”, manifiesta González. Al respecto, la recompensa en “adrenalina” es valorada por todos los jóvenes entrevistados, según exponen Branz y Murzi en su artículo, donde se detalla que lo que más les gusta a los apostadores jóvenes es la sensación de “ganar o perder plata”.
“El hecho de que áreas cerebrales críticas no estén aún desarrolladas hace que la población adolescente sea más vulnerable a los efectos negativos de la exposición al juego, donde el juego compulsivo puede desencadenar problemas de largo plazo en la salud mental y el funcionamiento social del individuo”, sentencia la científica y acota que, “en particular, la ludopatía en adolescentes se ha visto relacionada con la presencia de síntomas depresivos, estados emocionales negativos y ansiedad”.
Dinámicas que se generan en torno a las apuestas
“Desde lo social -precisa Borotto- observamos que se han instalado ideales del éxito asociados al consumo de bienes muchas veces extravagantes (autos lujosos, viajes extraordinarios) que se dan, en paralelo, con la oferta de caminos cortos y rápidos hasta esa meta que toman la forma, por ejemplo, de cursos para invertir y facturar rápidamente en dólares que inundan las redes sociales”. Al respecto, amplía el sociólogo, “cabría preguntarse si no hay una afinidad entre estas nuevas formas de pensar el éxito y la proliferación del consumo de apuestas”. Cuestionando, a su vez, si este fenómeno está en relación con una desintegración de los caminos que antes se les ofrecían a los jóvenes para llegar a una independencia económica y el ascenso como la inserción al mundo laboral formal, mediado o no por una formación previa en el sistema educativo superior.
Por su parte, Branz y Murzi, analizan la relación entre tiempo, dinero y rentabilidad como un tema central en los jóvenes apostadores. En lo que refiere al tiempo “los jóvenes vinculan la idea de apostar a una forma rápida de multiplicar plata, pero que también se obtiene con una búsqueda metódica y sistemática de información, y que eso requiere tiempo y dedicación”, aducen los autores, quienes a su vez, concluyen que “aunque en términos relativos las cifras ganadas son bajas, hay una idea compartida que define la participación, que excede la ganancia de dinero y tiene que ver con la valoración que otorga entre amigos o conocidos: la reputación entre pares vinculada a ganar”.
¿Cómo se desencadena el problema y cómo influye el estrés?
“El estrés y la adicción están estrechamente relacionados a través de múltiples vías neurobiológicas y psicológicas”, afirma González. Según explica, “un estresor, es decir cualquier evento que genera tensión o presión sobre el individuo, activa mecanismos fisiológicos y emocionales de adaptación o defensa, y puede actuar como un desencadenante significativo en la iniciación, mantenimiento y recaída de comportamientos adictivos”. Y especifica que, “los estresores pueden ser físicos, psicológicos, sociales, ambientales, y nuestro sistema de respuesta al estrés nos prepara para afrontarlos de la mejor manera, promoviendo cambios físicos y conductuales”. Sin embargo, “cuando los estresores son altos, sostenidos en el tiempo (crónicos), y ocurren durante ventanas críticas del desarrollo, tienen la capacidad de promover numerosas patologías psiquiátricas, incluida la adicción”, concluye la científica.
“Una historia de eventos estresantes durante la infancia se asocia a un mayor riesgo de desencadenar una adicción en la adolescencia” asegura González, manifestando que “se vio que el juego es utilizado por adolescentes con ludopatía como un mecanismo para lidiar con estados emocionales negativos desencadenados por eventos de estrés o ansiedad”. Sin embargo, continúa la especialista, “la misma utilización del juego para lidiar con el estrés conduce a la exacerbación de las consecuencias negativas del juego, conduciendo a la conducta compulsiva y al ciclo adictivo”.
Factores de riesgo que contribuyen en el desarrollo de adicciones
“Las adicciones en general y entre ellas el juego patológico están atravesadas por diversos factores sociales, ambientales, psicológicos, biológicos, que determinan el espectro de su ocurrencia y expresión” afirma González. y da como ejemplo que uno de los principales factores de riesgo que se da en la familia primaria: padres o hermanos con problemas de juego u otras adicciones.
También se sabe que individuos con algunos trastornos como el déficit de atención e hiperactividad (TDAH), depresión, o ansiedad tienen un mayor riesgo de desarrollar ludopatía u otras adicciones. “Estas condiciones -según refiere la investigadora- afectan el circuito de recompensa cerebral y el procesamiento del estrés. La búsqueda de estímulos, junto con un control deficiente de impulsos, son características comunes en estas condiciones, lo que puede predisponer a conductas adictivas como el juego”.
Como factores ambientales, el mundo digital actual está diseñado para activar el sistema de recompensa y mantener a sus consumidores enganchados el mayor tiempo posible en el uso del dispositivo, “de ahí que su acceso desmedido en etapas como la adolescencia haya conducido al incremento de casos de adicción conductual que estamos observando en la era digital”, asegura la neurocientífica. A esto se agrega el fácil acceso, para los jóvenes, a sitios de apuestas en línea que, aumenta, a su vez las chances de entrar en el ciclo adictivo durante esta etapa del desarrollo de alta vulnerabilidad.
Dentro de lo que podemos identificar como factores sociales de riesgo, se encuentran el nivel socioeconómico, educativo, y la presión de pares, es decir que si miembros del grupo social realizan apuestas o consumen sustancias adictivas es más probable que el individuo también lo termine haciendo.
Prueba de ello son los resultados de la encuesta de Branz y Murzi, en donde se establece que más del 90 por ciento de los entrevistados comenzó en las apuestas online porque lo introdujo un amigo. En ese sentido, los autores plantean que la sociabilidad masculina ligada a las apuestas se presenta como un eventual riesgo entre los jóvenes.
En consonancia con lo anterior, Borotto afirma que un número considerable de los jóvenes llega a conocer estos juegos a través de sus amigos: “lo que podría indicarnos que las apuestas cumplen un rol nada despreciable en la sociabilidad de los jóvenes. Se llega a jugar con amigos, compañeros y también familiares, se juega muchas veces en grupo: los adolescentes se organizan para apostar”, reflexiona el sociólogo.
Una problemática social que atraviesa todas las esferas
Según expone Borotto: “Las apuestas excesivas no son un problema exclusivo de un sector social”. En ese sentido, el sociólogo da cuenta de investigaciones que muestran que los sectores más bajos de la escala social involucran proporcionalmente una cantidad mayor de su ingreso en apuestas que los sectores medios y altos. “Así, lo que de manera general vemos como un mismo problema -el juego compulsivo- puede presentar características diferentes en relación con el lugar que las personas ocupan en la estructura social”, concluye el becario.
Asimismo, González hace hincapié que “no se puede atribuir la ocurrencia de una adicción a un único factor, sino a la interacción de distintos factores que provienen de la esfera social, psíquica y biológica en la que el individuo está inmerso” y, del mismo modo, enuncia que “la presencia de factores genéticos, o de condiciones adversas tempranas, o la expresión de rasgos de impulsividad en la personalidad no garantizan por sí mismas la manifestación de una adicción”.
Para la neurocientífica, esta interacción de factores puede explicar la exacerbación de los consumos problemáticos, en general, que se registró durante y luego de la pandemia, “donde la disrupción de la esfera social inducida por el aislamiento obligatorio supuso un estrés psicológico que inclinó la balanza hacia la expresión de estas conductas adictivas y sus comorbilidades asociadas como depresión, ansiedad, trastornos del ánimo, y viceversa”, puntualiza González.
La publicidad y su influencia en consumos problemáticos
En Argentina, el fenómeno de las apuestas online vino acompañado de una fuerte campaña publicitaria. “Muchas de las publicidades de los operadores de juego que vemos habitualmente en la televisión y en las redes explotan los imaginarios que mencionábamos antes, -expresa Borotto- nos invitan a poner a prueba nuestro conocimiento deportivo y a volver a intentar cuando las cosas no salen bien, al mismo tiempo que, naturalizan las apuestas como una actividad inofensiva”.
En este sentido, existen actualmente diversos proyectos de ley que impulsan la regulación y limitación de la publicidad de los juegos de azar como también buscan limitar las estrategias comerciales que los operadores utilizan para atraer a nuevos consumidores.
El factor legal en Argentina
“No se puede comprender este fenómeno sin tener en cuenta la ola de legalización del juego online que experimentamos a nivel global”, sintetiza el sociólogo. En el caso de Argentina, el juego online se legalizó en la mayoría de las provincias a mediados de 2022. Al día de hoy, transcurridos dos años desde su legalización, “el juego online muestra consecuencias sociales semejantes a las que se presentan en países con larga tradición en apuestas legales”, sostienen Branz y Murzi en su artículo.
Para Borotto, la modalidad de juego a través de tecnologías móviles “implicó una desaparición de las barreras físicas que mantenían a las poblaciones vulnerables, especialmente los menores de edad, alejados de las apuestas”. Por lo que, desde su punto de vista, “esto implica nuevos desafíos en la regulación para incorporar mecanismos que eviten el acceso a jóvenes, pero también a jugadores que experimentan problemas con el juego”.
En consonancia con lo que plantea el sociólogo, Branz y Murzi argumentan que “entre los menores de 18 años, apostar en grupo es también una forma para evadir las barreras legales que establecen los sitios de apuestas, dado que no está permitido poseer una cuenta siendo menor de edad”.
Posibles intervenciones y/o tratamientos
El juego patológico y la adicción a internet están dentro de lo que se denomina adicciones conductuales, “ya que el adictógeno es una conducta, como el uso compulsivo de juegos o compras online, redes sociales, pornografía, y por supuesto, apuestas”, remarca González. A su vez, la neurocientífica revela que “las adicciones en general son difíciles de tratar y se abordan con una combinación de terapia conductual, grupos de soporte y medicación psiquiátrica, que en general está orientada a tratar las otras patologías asociadas que suelen estar presentes como depresión o trastornos del ánimo”.
En conclusión, “la prevención y el tratamiento efectivo de la adicción, al juego o a cualquier adictógeno, requiere del abordaje efectivo y simultáneo de todos los factores determinantes”, sintetiza González.
Por su parte, Borotto entiende que “los espacios públicos de encuentro se fueron reduciendo -y se pregunta- ¿Por qué los jóvenes no apostarían? Lo que lleva a abrir una nueva pregunta ¿Qué otras instancias se les ofrecen para anudar sus vínculos?”. Entonces, desde una perspectiva social, el sociólogo propone “la creación de espacios de encuentro, sociabilización e intercambio en niños y adolescentes que no estén mediados por las tecnologías y que reflejen sus intereses”.
Referencia bibliográfica
BRANZ, Juan Bautista; MURZI, Diego. Apuestas deportivas online y jóvenes en Argentina: entre la sociabilidad, el dinero y el riesgo. Ludopédio, São Paulo, v. 179, n. 15, 2024.
Por Florencia Verrastro
Fuente: CONICET Santa Fe