El rol del clima en la transmisión del dengue

Durante un seminario web dirigido a periodistas de la región, el epidemiólogo peruano Andrés Lescano explicó por qué las condiciones actuales favorecen la expansión del mosquito que transmite el dengue en América Latina. Dejó una advertencia clara: «Prevenir es más barato que frenar la transmisión», y una recomendación clave: «Hay que trabajar con fuerza en los períodos interepidémicos».

En 2024, América vivió uno de sus años más críticos respecto al dengue: 13,06 millones de casos, 22.907 de gravedad y 8.348 muertes, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). También fue el año más cálido desde que se tienen registros, según la Organización Meteorológica Mundial. ¿Cuál es la relación entre un clima más cálido y el aumento de casos?

Ese fue el planteo del que partió el grupo nucleado en Periodistas por el Planeta para convocar a una conferencia virtual con Andrés (Willy) Lescano, profesor asociado de la Facultad de Salud Pública y Administración de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, director del Centro Latinoamericano de Excelencia en Cambio Climático y Salud, y jefe de la Unidad de Investigación en Enfermedades Emergentes y Cambio Climático.

Lescano confirmó lo que se viene advirtiendo desde hace tiempo: hay una relación directa entre el aumento de las temperaturas asociadas al cambio climático y el incremento en la transmisión de dengue. Y, de paso, refrescó un par de conceptos centrales: la prevención es fundamental y comunitaria, y se debe profundizar en períodos interepidémicos, como por ejemplo, en las temporadas frías o en aquellos años donde la proliferación del vector y la presencia de la enfermedad es menor.

Lescano también es autor de The Lancet Countdown Latinoamérica que en mayo de 2024 reveló que el potencial de transmisión del mosquito Aedes aegypti había aumentado un 54% de 1951-1960 a 2013-2022. Según este informe, los mayores aumentos se registraron en Bolivia (145%), Perú (95%), Brasil (94,5%), Guatemala (70,4%), Colombia (65,8%), Ecuador (59,5%) y Paraguay (59,3%). Argentina, si bien no figura entre los primeros «puestos» tuvo una cifra récord de casos el año pasado.

En expansión

Ahora bien, ¿por qué los países del Cono Sur presentan más casos respecto de América Central? «En el año 2024 hubo un número récord de casos de dengue en la región, luego de un 2023 que ya había tenido un incremento importante. Coincidió con un año marcado por el fenómeno del Niño con alteraciones climáticas importantes: hubo múltiples factores que crearon una tormenta perfecta», señaló el experto.

En Perú, su país de origen, hubo transmisión endémica del dengue en algunas regiones, en tanto se incrementó en Lima «donde no había tanta cantidad de casos».

El tema no es nuevo: «Por 30 años el Aedes aegypti ha venido expandiendo su territorio en la región». Volviendo a Lima, de casos históricamente importados que se presentaban en los primeros meses del año, se pasó a una mayor población de mosquitos, más circulación de dengue y brotes que arrancan más temprano y duran más tiempo.

A esta altura, ya se sabe que «los huevos de los mosquitos (que se depositan en agua limpia aunque esté almacenada en pequeños recipientes) pueden cargar el virus, incluso de un año para el otro, si vienen de una hembra infectada».

Ese es uno de los argumentos que refuerzan que el trabajo de prevención se deben hacer todo el año: tapar recipientes usados para almacenar agua, descartar los inservibles, dar vuelta lo que no se use y limpiar todo, también los platos de las mascotas.

Y si, Lescano apuntó a factores de fondo que inciden en la proliferación de mosquito, como es el calentamiento climático por acción humana: uso de combustibles fósiles, deforestación, formas de producción de los alimentos, que se suman a eventos que eran esporádicos y se volvieron más frecuentes como el Niño. «Todo eso suma a la idoneidad de la transmisión del dengue».

Este es un concepto central que se relaciona con la mayor temperatura en los países de la región a lo largo de los años: en 2023 la idoneidad climática, es decir, el potencial de transmisión de la enfermedad, ha cambiado en un 54 % desde la década 1950-1960. No solo para dengue sino para otras enfermedades transmitidas por el Aedes Aegypti como zika y chikungunya.

Percepción del riesgo y vacuna

Y, ¿qué pasa con las vacunas en la región?, se le preguntó. ¿Hay suficiente financiamiento para su desarrollo?

En este punto es importante destacar que cada país tiene su propia estrategia. En el nuestro, las decisiones varían también entre provincias: Santa Fe inició el año pasado un esquema progresivo de vacunación que fue sumando a distintos grupos etarios. Sin embargo, por ahora se depende del medicamento que provee el único laboratorio encargado de elaborar la vacuna que (en dos dosis) previene las formas graves de dengue.

Andrés Willy Lescano, docente de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y experto en enfermedades emergentes y cambio climático.

«La producción todavía no es suficiente para la protección total. La población en algunos países, como Perú, no ha reaccionado tan positivamente a la vacunación, las personas ven la enfermedad como endémica y no sienten el riesgo, y hay una crisis de confianza por creencias erróneas». Nada que no sepamos en nuestro país donde hay actualmente un rebrote de sarampión en zonas de Buenos Aires

Mientras tanto, «el financiamiento no es suficiente y no todos los países tienen capacidad para desarrollar vacunas». Todo esto sumado a que este año «el financiamiento para la salud mundial ha cambiado y le toca a los países asumir sus propias responsabilidades porque la cooperación internacional no está presente».

Aún así, sigue adelante el proyecto Fiocruz, en Brasil, para el desarrollo de vacunas contra el dengue como la Butantan-DV.

Una bola de nieve

«Cuando ya existe un incremento importante de casos de dengue, es una bola de nieve difícil de parar», consideró el experto ante la consulta por la efectividad de otros métodos, como el de mosquitos estériles para controlar la población de Aedes.

«Las estrategias, en general, son para prevenir», remarcó para volver al concepto inicial acerca de la importancia de trabajar en los períodos inter brote, fortalecer a los equipos de salud y hacer prevención.

«Este año, después de un 2024 durísimo, tendríamos que estar todos los gobiernos trabajando en prevenir que 2026 no sea un año de alta transmisión».

Luego de un 2024 récord de casos en el país y en América, la recomendación es sostener las medidas de prevención, como el descacharrado, y la difusión comunitaria, para evitar un nuevo brote el año próximo.

«Esta es una enfermedad que, por este efecto de bola de nieve, es difícil de interrumpir una vez introducida». Por eso, «es mucho más barato prevenir que tratar de interrumpir la transmisión».

«Es importante recordar que estamos en un escenario doble: de incremento de población del mosquito en zonas endémicas y expansión geográfica en regiones donde no tenia condiciones para su presencia y logra subsistir en temporadas frías, al sur del continente» advirtió. Uno de los últimos informes advierte sobre la presencia de Aedes aegypti en Neuquén y más al sur argentino.

«Estos países que están empezando a experimentar brotes periódicos, tienen que entrenar a su personal y preparar equipos de salud para responder a estos problemas, hasta que tengamos herramientas más efectivas, como vacunas para toda la población».

Fuente: El Litoral

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