La muestra estará abierta hasta el 21 de septiembre y exhibe también 8 piezas de la sección Caillet Bois, que está dedicada al arte santafesino contemporáneo.
En la zona sur de la ciudad de Santa Fe, un punto en cual la arquitectura del Museo Provincial de Bellas Artes «Rosa Galisteo de Rodríguez» permanece estoica, imperturbable, ante una ciudad que cambió muchísimo su fisonomía a lo largo de un siglo, se abrió un nuevo capítulo en la vida del arte local.
Es que, hasta el domingo 21 de septiembre, ese espacio cultural albergará en su interior las obras que integran el 102º Salón Anual Nacional. Un certamen que pone en diálogo a cada una de ellas con décadas de memoria cultural.
Entre las paredes, que guardan ecos de artistas como Antonio Berni, Benito Quinquela Martín, Enrique Estrada Bello y Ricardo Supisiche, 25 obras seleccionadas de entre 631 presentadas reclaman al público pensar en una práctica artística que, todavía, se anima a interpelar.
«La adoración» de Alicia Nakatzuka. Foto: Museo Rosa Galisteo
Junto a ellas, la sección Caillet Bois de arte santafesino contemporáneo, con 8 piezas, homenajea desde la geografía provincial al primer director del museo, Horacio Caillet Bois, mencionado con frecuencia en esta sección, como una de las fuentes especializadas más sólidas de la región.
Las dos propuestas, impulsadas por el Ministerio de Cultura de Santa Fe, confirman que el Rosa cumple con un requisito fundamental de los museos del siglo XXI: ser organismos vivos, que casi «respiran» al ritmo de las ciudades.
Los nombres
En la selección nacional, el jurado (Nicola Costantino, Jimena Ferreiro y Gabriel Cepeda) eligió a Inés Arechaga, Mariano Benavente, Ana Florencia Breccia, Cinthia De Levie, Mariana De Matteis, Clara Aida Di Roma, Malcon D’Stefano, María Emilia Hendreich, Rodrigo Illescas, Juliana Iriart, María Laura Ise, Victoria Liguori, Julián Matta y Alicia Carolina Nakatsuka.
«Pintura de despedida» de Amanda Tejo Viviani. Foto: Museo Rosa Galisteo
También a Laura Ojeda Bär, Malen Otaño y Suyai Otaño, Nicolás Esteban Rasilla, Francisco Ratti, Juan Ignacio Reos, Jorge Alberto Ricciardulli, Lucas Rimsky, Nicolás Sebastián Rodríguez, Nadia Belén Romero Gunset, Amanda Tejo Viviani y María Bárbara Venancio.
La selección Caillet Bois reúne a Daniela Alejandra Arnaudo, Gastón Ezequiel Cerbino, Judith Gardiol, Agustín Míguez, María Agustina Miñones, Maximiliano Peralta Rodríguez, Cintia Clara Romero y Sofía Rossa.
Tres miradas
El criterio curatorial de este año sostuvo una triple premisa: paridad de género, equilibrio federal y visibilidad para artistas en distintas etapas de sus trayectorias.
Nicola Costantino, figura central del arte contemporáneo argentino, llevó su obra a la Bienal de Venecia 2013 y a instituciones de Liverpool, Tel Aviv y Zúrich. En los últimos años, se volcó a la cerámica como medio de experimentación.
Jimena Ferreiro, curadora e investigadora formada en historia del arte y crítica, integra el equipo del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y trabajó con el Malba, la Fundación Klemm, el Parque de la Memoria y el CCEBA.
Gabriel Cepeda, nacido en Rosario, cruza la composición musical con la cerámica contemporánea, con obras exhibidas en el Centro Cultural Borges, el Fondo Nacional de las Artes, el Museo Carrusel del Louvre en París y el Aeropuerto de Fuerteventura.
«Banco escultura» de Laura Ojeda Bar. Foto: Museo Rosa Galisteo
Habitar el museo
El Salón, en paralelo, propone experiencias. Los visitantes pueden participar de la activación «Conversaciones [y dibujos] de Salón», una propuesta activa y lúdica.
A través de libretas individuales y grupales, niñas, niños y familias podrán recorrer la exposición de forma libre o colectiva, dejando preguntas, dibujos y reflexiones sobre las obras que más les llamen la atención.
La propuesta estará disponible hasta el domingo 22 de septiembre, durante todos los días y horarios de apertura al público.
«Gloria» de Nika Seniora. Foto: Museo Rosa Galisteo
Un cierre que abre puertas
En su nueva edición, el Salón del Rosa confirma que el arte es una conversación que se resignifica. En cada obra hay un pulso que une generaciones: está la huella de quienes hicieron del Rosa un faro y el desafío de quienes hoy, con lenguajes nuevos y materiales diversos, siguen sosteniendo su luz.
Fuente: El Litoral