La experiencia de la física rosarina trabajando en «La maquina de Dios»

Con un promedio de 9.85, la Licenciada en Física Fran Cassinese Parisi es la mejor egresada de la Universidad Nacional de Rosario.

A sus 25 años, esta Licenciada en Física no solo ostenta el máximo galardón académico, sino que llevó la calidad de la educación pública argentina al epicentro de la ciencia mundial: el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) en Suiza. Su historia, una combinación de excelencia científica, esfuerzo colectivo y compromiso político, demuestra que el talento forjado en las aulas públicas está a la altura de los mayores desafíos globales.

El camino de Fran hacia la Física no fue por vocación temprana, sino por una elección estratégica. Confiesa que terminó la secundaria con intereses diversos: Filosofía, Música y Bellas Artes. La balanza se inclinó hacia las ciencias duras porque sentía que si no la estudiaba, no podría acceder al conocimiento técnico que otras áreas no ofrecían.

La experiencia en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR superó sus expectativas, destacando el ambiente y la evolución histórica de la currícula. “Realmente vas dando la física en el orden que se fueron descubriendo las cosas. Es como producir 500 años de conocimiento humano en cinco años,” subraya sobre la densidad y el rigor académico de la carrera.

Su impresionante promedio es el resultado de una formación rigurosa y, según ella, del “acuerdo social” que representa la educación pública. Recién comenzado su doctorado, ya regresó de una estancia de casi dos meses en el CERN, el “Disney para los físicos”. Su trabajo se centró en la Física de Partículas de Altas Energías Experimental y se desarrolló en el LHC (Gran Colisionador de Hadrones), un detector de 27 kilómetros de circunferencia. Allí estuvo en la sala de control, el núcleo donde se toman los datos de las colisiones. “La idea es bastante primitiva: cuando querés saber de qué está hecho algo, tenés que romperlo y fijarte qué tiene adentro. Llevada a altas energías, aceleramos protones y se los hace colisionar para descubrir nuevos procesos de la física elemental”.

Esta oportunidad internacional se debe a la calidad de su grupo de investigación, afiliado al CERN, lo que requiere que Argentina aporte horas de trabajo anual. Fran es un ejemplo concreto de cómo la UNR tiene “salida al mundo” y prepara a sus egresados para estar “a la altura del resto del mundo” en cualquier laboratorio.

Estrategia, grupo y exámenes maratónicos

Fran confiesa que su promedio se forjó gracias a la estrategia y el estudio en grupo, no a una dedicación de tiempo fija y constante. “Nunca fue algo consistente,” dice sobre las horas diarias de estudio. En momentos de examen, sí podía dedicar cuatro a seis horas de cursada más cuatro horas adicionales de estudio en la Facultad, siempre en grupo.

El estudio colectivo fue su motor: “El trauma nos une,” bromea, señalando que la desesperación en materias duras generaba la necesidad de unirse, rotar roles y explicarse mutuamente los temas. Recuerda un episodio en Mecánica Cuántica donde, a través de una discusión de malentendidos, ella y su compañero llegaron a la conclusión correcta, validada luego por el profesor.

El alto rendimiento también se logró superando exámenes “maratónicos”, algunos de hasta ocho horas de duración divididos en práctica y teoría. “Te diría que un 40% es estar con un ánimo apropiado para ir a rendir y también tener una buena relación con los docentes. Yo iba mucho a clases de consulta.” La interacción con los docentes, que es cercana debido a los grupos pequeños de la carrera y la preparación emocional fueron claves para enfrentar estos desafíos.

Haber estudiado en la UNR “es de las mejores cosas que me pasó”, dice. Cree que la Universidad Pública es un acuerdo social y la vía para devolver conocimiento al país: “Lo que aprendiste en algún momento lo tenés que devolver”, afirma e insiste en el valor incalculable de estudiar una carrera tan compleja sin endeudarse de por vida, algo que ocurre en el primer mundo.

Esta convicción la llevó a formar parte de “Haciendo Universidad” en Exactas, un grupo de divulgación y defensa. Subraya que el entorno público, con sus desafíos y la necesidad de “arreglárselas”, prepara mejor a los profesionales para la vida laboral. “Si no tenes todo servido y querés algo más, el camino lo tenés que ir armando vos y la Facultad te prepara mucho para eso”.

Su objetivo es centrarse en la investigación de la Física de Partícula y la docencia pública. Sin embargo, en paralelo a su vida científica, mantiene una faceta artística como baterista de la banda de punk romántico “Princesa Tetrabrick”. El arte es un escape y un complemento que le permite encontrar la creatividad y la expresión propia que a veces queda limitada en las ciencias duras. Sin embargo, confiesa que también necesita la lógica formal de la física para “ajustar una tuerca”. “Siento que ninguna de las dos cosas por sí solas me alcanzaría,” concluye.

Fran Cassinese Parisi es orgullo de la UNR y la prueba de que la Universidad Pública argentina sigue siendo cuna de talentos que conquistan la ciencia global.

Periodista: Victoria Arrabal/Fotógrafa: Karen Roeschlin

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