Con el lema “Suelos sanos para ciudades saludables”, la FAO vuelve a alertar sobre la urgencia de recuperar un recurso finito que define la producción de alimentos y la estabilidad ambiental.
Ayer se conmemoró el Día Mundial del Suelo, una fecha instaurada por la ONU en 2014 a propuesta de la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para visibilizar la importancia de un recurso imprescindible y cada vez más amenazado.
Este año, la consigna global, “Suelos sanos para ciudades saludables”, invitó a mirar bajo el asfalto y reconocer el rol del suelo urbano en la vida cotidiana.
La edición 2025 puso el foco en los desafíos que plantea la urbanización y el sellado del suelo, dos procesos que avanzan con fuerza y limitan funciones esenciales del ecosistema: la infiltración de agua, la regulación térmica, el almacenamiento de carbono y la calidad del aire.
Cuando un suelo permanece permeable y con vegetación, contribuye a mitigar inundaciones, reducir las islas de calor y mejorar el ambiente urbano. Pero cuando se cubre con cemento, pierde esas capacidades y vuelve a las ciudades más vulnerables.
Esta fecha funciona como un llamado a responsables políticos, especialistas, organizaciones y ciudadanía a reimaginar los espacios urbanos, incorporando prácticas de planificación que integren áreas verdes, mejoren la infiltración del agua y protejan la biodiversidad que también habita en las ciudades.
Un recurso clave y en retroceso
El suelo sostiene más del 95% de los alimentos que consume la humanidad y aporta la mayoría de los elementos esenciales para el crecimiento de las plantas. Sin embargo, un tercio de los suelos del planeta ya muestra signos de degradación, producto del cambio climático, la erosión y manejos inadecuados.
La FAO recuerda que recuperar apenas unos centímetros de suelo fértil puede llevar siglos y que mejorar su gestión permitiría incrementar la producción global de alimentos hasta un 58%. Además, bajo cada puñado de tierra convive una inmensa diversidad biológica: casi un 59% de las especies conocidas dependen directamente de este recurso.
Un día con historia y un mensaje global
El Día Mundial del Suelo nació en 2002 por impulso de la Unión Internacional de Ciencias del Suelo y, años más tarde, recibió el respaldo formal de la ONU. La elección del 5 de diciembre coincide con el natalicio del rey de Tailandia Bhumibol Adulyadej, fallecido en 2016, uno de los principales promotores de esta iniciativa.
Cada año, la FAO difunde materiales, campañas y actividades para reforzar la conciencia pública sobre la necesidad de cuidar este recurso finito. En 2025, el mensaje es claro: las ciudades también dependen de la salud del suelo, y pensar en su conservación es una condición para construir entornos más resilientes, verdes y habitables.
Fuente: Aire Agro