Biotecnólogo de la UNR ingresó a la Academia Estadounidense de Microbiología

Por Redacción IDL

Mario Feldman, el primer egresado de la Licenciatura de biotecnología de la UNR, está investigando la Acinetobacter, una bacteria que es conocida en nuestro país por ser la “Asesina de Sandro”. El especialista, que trabaja actualmente en la Universidad de Washington, analiza esta bacteria resistente a casi todos los antibióticos conocidos.

“Acinetobacter es una bacteria que hasta hace muy poco no era conocida, que sólo infecta a personas que están sistema inmunológico que funciona por debajo del índice de normalidad.»>inmunodeprimidas. Es decir que, si tu sistema inmunológico está funcionando correctamente, no te vas a enfermar. El problema es que cuando te la agarrás es casi imposible eliminarla, son resistentes a casi todos los antibióticos conocidos, y puedo afirmar que con el tiempo es peor porque evolucionan y se adaptan”, explicó a Argentina Investiga Feldman.

Si bien no es una enfermedad común, ya que habitan sobre todo en hospitales, es grave para las personas que la contraen. “He trabajado con otros patógenos, como la salmonela, por ejemplo, pero me estoy centrando en esta bacteria en particular porque es la que causa un problema más grande en la salud”.

El trotamundos de la ciencia

Feldman tiene el honor de figurar en los libros de historia por ser el primer egresado de la Licenciatura de Biotecnología de la UNR, trayecto que recuerda con mucho cariño. “Era una época donde pocos sabían qué era la Biotecnología, la carrera recién estaba empezando, de hecho, se llamaba Licenciatura en Química con orientación en Biotecnología cuando empecé y luego cambió la denominación. Arrancamos 35 en primer año, y se ve que muchos se imaginaban otra cosa porque quedamos diez en segundo y desde tercero sólo éramos tres estudiantes”.

Ya para cuando le tocó cursar cuarto y quinto año de la carrera, Mario había quedado como el único cursante al día de la camada. “Era gracioso, porque no sólo era el único, sino que también era el primero. Muchos docentes tuvieron que preparar su materia sólo para mí. Era todo muy artesanal y personalizado, una experiencia nueva para todos. Se estaba formando recién la identidad de la carrera”.

Cuando finalizó sus estudios de grado, Mario tenía como objetivo realizar el doctorado, pero en el Conicet no había becas suficientes, ya que sólo brindaba dos cupos para aspirantes de todo el territorio nacional. “Decidí entonces irme a Buenos Aires, donde por suerte pude aplicar para una de las dos becas de ese momento. Hice mi doctorado en la Fundación Leloir y por las pocas oportunidades que se ofrecían en el ámbito nacional me fui a continuar mis estudios a Bélgica”.

En cuanto a eso, el investigador subrayó que en ese tiempo no existían las mismas oportunidades que en la actualidad dentro del país. “En ese momento hacer ciencia era sinónimo de irse a probar suerte afuera, era casi una condición, lamentablemente. Ahí empezó un éxodo por distintos países en los que pude especializarme”.

El camino de Feldman por el mundo es extenso: de Bélgica se mudó a Suiza (primero a Basilea y luego a Zúrich), luego se radicó en Canadá donde fue profesor durante diez años y comenzó su propio laboratorio, y por último viajó a St. Louis (Estados Unidos), donde vive y trabaja actualmente en la Universidad de Washington.

Mario, rosarino de pura cepa, hasta hace pocos años fantaseaba con volver al país a trabajar, pero admitió que está en una etapa de su vida muy difícil ya que está asentado en St. Louis junto a su esposa e hijo. “Nunca me olvido de dónde vengo, voy todos los años a Rosario porque soy uno más. Muchos investigadores de la Facultad de Ciencias Bioquímicas han pasado por mi laboratorio, si alguien necesita un reactivo trato de conseguirlo, quiero sentirme cerca de mi ciudad. Debo admitir que siento admiración por los que hacen ciencia en la Argentina y por los logros que consiguen muchas veces con escaso presupuesto, trabajan al más alto nivel y nada tienen que envidiarle a ningún otro profesional de cualquier parte del mundo. En mi laboratorio tengo investigadores de todos lados, pero cuando tengo uno de la UNR conozco la clase de formación que tiene y, sobre todo, sé que va a estar a la altura del desafío”.

Investigar para salvar vidas

La Acinetobacter es conocida en nuestro país como la “Asesina de Sandro”, ya que el popular cantante argentino falleció a causa de esta bacteria. “Estamos investigando en este momento cómo se contrae exactamente la infección. Nuestros últimos estudios arrojan la hipótesis de que la persona cuenta con la bacteria en su organismo al momento de la internación y reacciona a partir de distintas prácticas hospitalarias comunes como por ejemplo un catéter o un respirador. Estamos en estos momentos indagando en este tema, pero hay que resaltar que la Acinetobacter es la bacteria intrahospitalaria por definición porque básicamente el único lugar donde te la podés agarrar es en el hospital, salvo excepciones”.

Feldman comentó que la cepa que más está investigando últimamente proviene de la Argentina, fue aislada en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires. “Es un caso raro porque es de una paciente que no se infectó en el hospital, sino que concurrió al médico ya con la bacteria desarrollándose. Esta cepa es más patogénica que otras, entonces estamos investigando para conocer bien los motivos”.

El investigador subrayó que en nuestro país el escaso control en la venta de antibióticos sin receta y la cultura de la automedicación ayudan a que las bacterias muten y sean más resistentes. “La Argentina es mi fuente número uno de cepas resistentes, porque la falta de control está llevando a que las bacterias sean más fuertes que en otros países. Tenemos la mala costumbre de tomar antibióticos por todo, sin que sean recetados por médicos, y las bacterias tienen la característica de mutar. Países como Italia o España, donde antes era así, ya lo solucionaron y hay mucho más control”.

El científico recalcó que muchas veces se piensa erróneamente que la Universidad en solitario es la que debe llegar al desarrollo final. “En realidad, el científico genera un descubrimiento, lo patenta para que empresas especializadas inviertan en él y pueda desarrollarse el proceso de aplicación. Muchas personas ven el patentamiento como un acto egoísta, pero la realidad es que si no lo hacés nadie invierte en eso y llevar a cabo el desarrollo de lo investigado se hace muy difícil. Yo hago ciencia básica, en mi laboratorio nos enfocamos a la investigación y publicación de conocimientos”.

Antes de enfocarse en la Acinetobacter, Feldman trabajó mucho tiempo en el diseño de vacunas especializadas en bacterias. “En ese camino encontré una nueva tecnología que se está probando en muchas vacunas en distintas partes del mundo. Incluso creé una compañía vinculada a esta investigación en St. Louis, una ciudad muy parecida a Rosario”.

Fuente: Argentina Investiga

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