El rol de las revistas científicas en la consolidación de la UNL

Por Juan Legaria

La Magister Romina Kippes, investigadora en comunicación, conversó con Ideas del Litoral sobre el artículo que publicó recientemente junto a Leonel Cescut: “La Universidad Editora y su rol en la comunicación de la ciencia. Algunos apuntes sobre las revistas científicas pioneras en la Universidad Nacional del Litoral”. Allí, desde una perspectiva histórica, recuperaron las características de las primeras publicaciones, sus contextos y el importante papel que cumplieron en la conformación de la institución (1919–1943).

“Hay que tener en cuenta que los institutos de investigación y la ciencia no estaban institucionalizados como lo están hoy en día. Las revistas que estamos estudiando son de la década de 1930, y la institucionalización de la ciencia es un proceso posterior. En ningún lugar del mundo existía un organismo central de la ciencia” explicó Kippes. Por ello, las revistas institucionales eran una mezcla de temas: por un lado, incluían artículos como «El decano abrió el año académico» y, por otro, había reflexiones escritas por profesores.

En las revistas de la década de 1930 no existía un proceso institucionalizado de la ciencia. Las ciencias y sus profesionales no eran cómo las entendemos hoy. Profesores daban clases y, al mismo tiempo, realizaban investigaciones en laboratorios.

Tipos de revistas

Sobre un total de 13 publicaciones periódicas relevadas, registraron la existencia de revistas que presentan un género híbrido entre el discurso científico y el informativo.

También identificaron un grupo menor que se denominaron «de cátedra», dedicados a la enseñanza y la publicación de ejercicios prácticos. “Había artículos escritos por profesores para sus alumnos. Estos, en lugar de leer los apuntes, podían leer la revista la cuál trataba sobre temas específicos de las materias o sobre trabajos finales de alumnos. Esto tenía un objetivo pedagógico” comentó Romina Kippes.

Por último, relevaron unas siete revistas dedicadas a la comunicación de los resultados de la investigación científica. Las revistas Anales de la Facultad de Ciencias de la Educación (1923), Universidad (1935), Anales del IICyT (1932), Revista del Instituto de Experimentaciones Agropecuarias (1930), Revista del Instituto de Investigaciones Microquímicas (1936), Archeion (1940) y Mathematicae Notae (1941), iniciaron el camino de publicaciones académicas en el marco de un momento fundante en la creación de institutos de investigación y la consolidación de la carrera científica. Todo este proceso fue coincidente con el desarrollo de las políticas extensionistas de la Universidad.

Institucionalización

La aparición de estas revistas durante este periodo no obedeció a acciones aisladas sino a fenómenos que caracterizaron una época histórica en que las disciplinas comenzaban a conformarse como tales en nuestro país.

En el influjo de las migraciones europeas que numerosos trabajos describen en el origen de los grupos de estudio y disciplinas en nuestro país, aparecen en UNL los ejemplos de Levi, Paoli, Santaló y Mieli en la constitución de los campos disciplinares de la química, la matemática y la historia de la ciencia, y sus impulsos en la conformación de las primeras redes internacionales.

Desde sus inicios las revistas editadas por la UNL formaron parte de un circuito internacional de circulación del conocimiento. Influenciadas por los equipos que las impulsaron y sus conexiones con otros países, presentaban contribuciones de autores de distintos lugares del mundo. También se apoyaban en redes internacionales que afianzaban su circulación y le conferían prestigio.

Las publicaciones no periódicas constituyeron la otra cara de la edición en la UNL: sumaron nuevos públicos, temas y consolidaron la voluntad de la institución de hacer circular el conocimiento. A su vez, esta política difusionista estuvo acompañada por la creación de departamentos y áreas al interior de la universidad, como ser Imprenta de la Universidad, EDUN, Centro de Publicaciones y la actual Ediciones UNL.

Este estudio permite pensar que la edición de revistas científicas de la UNL respondió a decisiones institucionales que construyeron una tradición editorialista universitaria a lo largo de los años. “La comunicación de la ciencia, aun cuando no era vista de esta forma, motorizaba todo ese crecimiento. Ya no era solamente de una revista o de una publicación, sino de una disciplina y de una institución” agregó Kippes.

Un proceso latinoamericano

En esos años, comenzó en Latinoamérica una línea muy coherente que continúa en la actualidad: “entender a la revista científica como un objeto de prestigio simbólico que también tiene que ver con el crecimiento de los grupos de investigación y el desarrollo de las disciplinas. Ello es muy propio de las universidades latinoamericanas, de la universidad extensionista”

Las primeras publicaciones y revistas se editaron en los departamentos de extensión: el objetivo era difundir lo que producían docentes e investigadores, hacia la sociedad. Fue una política institucional con una intención divulgadora desde el comienzo.

“Estos procesos son muy de nuestra región. La conformación de las primeras disciplinas fue gracias a la tradición extensionista de nuestras universidades latinoamericanas. Permitió las colaboraciones y el intercambio porque existió un sistema relativamente exitoso de distribución que tenia por objeto ideal a la revista” concluyo la investigadora.

El artículo “La Universidad Editora y su rol en la comunicación de la ciencia. Algunos apuntes sobre las revistas científicas pioneras en la Universidad Nacional del Litoral” fue publicado en la revista científica Palabra Clave, editada por el Departamento de Bibliotecología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata

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