Un grupo de investigación del CONICET en la ciudad de Diamante estudia cómo se puede reducir la población del mosquito transmisor del Dengue.
Durante estos últimos meses, en Argentina se desarrolló la epidemia de mayor magnitud de casos de Dengue que generó un récord en la cantidad de infectados. La falta de stock de repelentes en negocios y farmacias, sumado a la dificultad en el acceso a las vacunas, hacen que la situación sea aún más compleja. Conocer de qué forma se comporta el Aedes aegypti, mosquito transmisor del Dengue, y saber cómo actuar ante los brotes de la enfermedad es fundamental para el cuidado de la salud de la población.
Al respecto, Ideas del Litoral dialogó con dos integrantes del Laboratorio de Estudio de la Biología de Insectos (LEBI), perteneciente al CONICET. Marianel Falvo es Doctora en Ciencias Naturales e investigadora del CONICET, y especialista en hongos entomopatógenos (hongos que producen enfermedades en insectos plaga) que se aplican para el control biológico en mosquitos Aedes aegypti. Por su parte, Pablo Guerenstein es Doctor en Ciencias e investigador del CONICET, y se dedica a estudiar insectos que transmiten enfermedades endémicas, como el Dengue y el Mal de Chagas.
Falvo explicó que no se recomiendan las fumigaciones químicas porque, además de ser tóxicas, son perjudiciales para los insectos que son benéficos y polinizadores como las abejas, mariposas o depredadores de otras plagas. «Hoy en día, la principal forma de cuidarnos del dengue es tener baja la población del mosquito adulto, porque al reducir la cantidad de vectores, disminuye el riesgo epidemiológico”.
Es sumamente importante tener en cuenta que el vector de la enfermedad es un mosquito que convive con nosotros. Por ello se recomienda disminuir la propagación de mosquitos evitando dejar recipientes con agua en el exterior, ya que es con la lluvia que luego nacen los insectos adultos y transmisores de la enfermedad, recordar el uso de repelente y ropa clara.
Proceso de investigación
El proceso de investigación que llevan adelante en el LEBI tiene como objetivo el monitoreo de mosquitos, que consiste en saber cuándo y dónde está el Aedes aegypti: “Teniendo esa información se puede focalizar en esa zona y momento para tomar las medidas necesarias menos drásticas. La acción más extrema en los casos de brote de dengue es fumigar domicilios con insecticidas químicos”, sostuvo Guerenstein.
El grupo trabaja en formas alternativas a insecticidas para provocar la muerte del insecto y así poder reducir las poblaciones. Falvo expresó que hay distintas formas de control y una de ellas consiste en usar insecticidas biológicos: “Existen bacterias como el Bacillus thuringiensis y hongos entomopatógenos que se usan para matar las larvas de los mosquitos. Así como nosotros nos vemos afectados por alguna bacteria u hongo, los insectos también son perjudicados por otros patógenos específicos. Lograr que las trampas capturen masivamente a los mosquitos adultos es otra forma de controlar”.
Cuando se realizan investigaciones científicas se presentan múltiples dificultades. Uno de los primeros inconvenientes que tuvieron fue recrear las condiciones de hábitat de los mosquitos. Un avance muy importante para el estudio fue la modificación de la mezcla de olores humanos que se utiliza para atraer a los mosquitos mediante su reemplazo por componentes de bajo costo. “Los insectos que están asustados o que no se sienten en una situación real dentro del laboratorio no van a comportarse normalmente. Entonces poner a punto el ambiente y hacer los ensayos toma tiempo. Lo que hicimos fue colocar los mosquitos en un tubo largo de 18 cm de diámetro que al final tenía dos compuertas: una a la derecha y otra a la izquierda. De un lado estaba el olor que queríamos ponerle a prueba y del otro lado no había nada. De esa manera medíamos cuántos mosquitos iban a cada lado”, expresó Guerenstein.
Esquema de túnel de viento utilizado para experimentos de laboratorio con Aedes aegypti. Gentileza LEBI.
Sobre el LEBI
El Laboratorio de Estudio de la Biología de Insectos (LEBI), está emplazado en Diamante, provincia de Entre Ríos. Se centra principalmente en el control y monitoreo de insectos, como la vinchuca y el mosquito, que son vectores de diversas enfermedades. Con un importante reconocimiento internacional, este laboratorio colaboró con instituciones nacionales como así también laboratorios de Brasil, Colombia, Estados Unidos, Francia, México, Suecia y Uruguay.
A partir de un brote de Dengue en el 2009 comenzaron a investigar al mosquito Aedes aegypti, transmisor de dicha enfermedad. Mediante la colocación de ovitrampas (trampas de huevos) se logró determinar por primera vez que había presencia de esta especie de mosquito en Diamante y Concordia. Si bien los brotes en Entre Ríos suelen ser menores que en otras provincias, es necesario mejorar el sistema de monitoreo al igual que las trampas.