El Ministerio de Educación de la Nación incluyó a la Filosofía como estratégica para el desarrollo del país. La directora de la carrera en la Universidad Nacional de Rosario explica los alcances de esta disciplina.
Este año, el Ministerio de Educación de la Nación decidió incluir a la Filosofía como carrera estratégica para el desarrollo económico y productivo del país a la par de otras áreas como Alimentos, Ambiente, Computación e Informática, Energía, Petróleo y Gas, Minería, Movilidad y Transporte y Ciencias Básicas.
“Este gesto político de considerarla prioritaria junto a otras áreas del desarrollo humano es fundamental, habilita darle un estatuto a las humanidades que de alguna manera siempre quedan rezagadas o cuestionadas como saberes más blandos”, dice Anabel Hernández, directora de la Escuela de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
La Profesora lo ve como una reivindicación histórica de la filosofía que es la matriz de las humanidades. Y lo atribuye a una necesidad de contrapesar el mecanicismo del pensamiento con uno más complejo, crítico y fundamentado que ponga en cuestión nociones claves que hacen a nuestra vida cotidiana a nivel global.
¿Qué puede aportar la filosofía? “Lo que hace el pensamiento filosófico es evitar el monopolio de la verdad. Cuando alguien tiene esa pretensión de la verdad absoluta o lo contrario, que todo da lo mismo, la filosofía aporta muchos recursos, abre el panorama, te hace ver, reflexionar, no se queda en la primera mirada, la complejiza”, explica.
En lo que ya está construido, puede deconstruir, reconstruir, revisar, investigar, discutir, polemizar, de acuerdo a lo que se considere más oportuno y necesario en cada contexto. Tanto para sintetizar, analizar o desgranar los elementos, “la filosofía tiene mucho para decir y para escuchar”.
Históricamente se piensa a la filosofía en el orden conceptual, que busca esa abstracción para pensar qué es lo universal o cuáles son las diferencias que se admiten. “Desde ese lugar fundante hasta hoy que estamos en una época de fragmentación y de pensamiento en red, la filosofía justamente pone en cuestión esas nociones a veces invisibles y desapercibidas que están siempre en uso”, dice Hernández.
Pero la filosofía no sólo aporta un punto de vista teórico, práctico y productivo sino que además tiene una escucha más entrenada en distintas sutilezas, por ejemplo, en extensiones que no son válidas, metáforas que no son correspondientes o términos que tienen cargas valorativas a las que no se presta atención. Se trata de poder focalizar en otras cuestiones que sin las lecturas filosóficas pasan de largo, según aclara la docente.
El hecho de que un filósofo plantee una cosmovisión y otro presente una distinta hace que esas múltiples perspectivas vayan complejizando la mirada. “No es que te dejan en una confusión irresoluble o un escepticismo que no te podes mover de ahí, sino que permiten desenhebrar y ver cómo está hecho el ensamble, porque hay un ensamble”, afirma.
En cuanto a la palabra “criticar”, explica que tiene una connotación negativa como si fuera denostar, pero en realidad tiene un doble sentido: de examen consciente, minucioso y responsable para poder recuperar elementos válidos. “Justamente lo que hace la filosofía es no criticar en bloque, siempre hay elementos que hay que revisar, perspectivas que ampliar o ganar en microvisiones”.
En ese sentido afirma que la filosofía es muy abierta, flexible y a veces en esa desestructuración parece que no aporta nada porque es puro caos pero en realidad no. “Cuando algo está enquilosado no avanza, no se pone en tela de juicio, ahí es la muerte, la esclerosis de un saber”.
La filosofía sirve para todo
El pensamiento filosófico no es solo un pensamiento por las nubes, abstracto, sino que “te da esa especie de GPS, una altura para ver en forma situada, para ver tu propia tierra, tus propios problemas”, explica. “Quizás estamos en un momento de la filosofía muy propicio de giro hacia mirarnos”.
No es arte, no es ciencia, pero todo eso lo toma y adquiere una dinámica de transversalidad que es propia de la filosofía desde el comienzo. Tiene que sacar un concepto y lo debe poner en examen, criticar, reciclar. “El pensamiento complejo que significa la filosofía es requerido en este momento más que nunca como contrapeso a la fórmula”, resalta.
En una época los filósofos (hoy también filósofas y filósofes deberíamos decir) hacían ese juego acerca de que “la filosofía no sirve para nada”, pero porque no es un útil sino un fin en sí mismo. Como hoy hay poco tiempo y se cortan los caracteres, la Profesora da vuelta la frase y dice que “la filosofía sirve para todo pero no de manera totalitaria”
La raíz etimológica sobre ese “amor a la sabiduría”, “esa búsqueda de sabiduría”, es un fin en sí mismo. Lo que pasa es que ya no se admite ese saber absoluto, pleno, dogmático, de una vez y para siempre, no se amuralla más el saber y hay que estar dispuesto a la porosidad porque es la forma de crecer.
La genética, la neurociencia, la política, el arte, la religión, la lógica no binaria, el feminismo aportan lo suyo y no vienen a invadir o implosionar una idea sino a ponerla en tela de juicio. “Si esa idea no se sustenta es porque efectivamente no estaba bien pensada para un contexto”, sostiene.
En definitiva “lo que hace la filosofía es cuestionar las fronteras y eso puede revertir, reconstruir, deconstruir e incluso subvertir algunos pensamientos que están muy establecidos. Pero no con la idea destructiva, sino con la idea de que hay que cambiarlo porque está lastimando a mucha gente”.
Carrera matriz
Filosofía es una carrera matriz que nunca fue mayoritaria pero creció paulatinamente sobre todo después de la difusión que le dio Darío Z y series como Merlí. De alguna manera se hizo transversal a un público más amplio y hay una gran cantidad de publicaciones en redes sociales y podcasts. Además de ser relevante e internacionalmente presente en guiones de trabajo artísticos, documentales y diseños políticos de vida ciudadana.
“Este reconocimiento de la filosofía como prioritaria es necesario y muy oportuno porque siempre está la amenaza de que la filosofía puede ser sustituida cuando en realidad es básica, no sólo en cuanto a la construcción de los argumentos, de nuestras cosmovisiones y de los conceptos que usamos, a veces inconscientemente, sino a su vez en la crítica”, explica la Licenciada en Filosofía.
Apunta al largo plazo y los frutos no son inmediatos pero sí eficientes y bien sustentados, “lo vemos con movimientos como el feminista o el colonial”. Según expresa Epicuro en la carta a Meneceo. “Que nadie por ser viejo se canse de filosofar y nadie por ser joven deje de filosofar, porque nunca es temprano ni tarde para curarse el alma”.
Anabel Hernández es directora de la Escuela de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR y Co-directora del Centro de Estudios Transdisciplinarios de Estética y Semiótica (CETES).
Periodista: Victoria Arrabal/Fotógrafa: Camila Casero
Fuente: Universidad Nacional de Rosario