Detectan un yaguarundí en una casa: una señal de alerta para la conservación del felino

Por Redacción IDL

Un yaguarundí juvenil fue hallado en una vivienda de Villa Urquiza, y no es el primer caso registrado este año en zonas urbanas de Entre Ríos. Investigadores advierten sobre el riesgo de conservación de este felino esquivo y analizan en qué regiones habita.

Un ejemplar juvenil de yaguarundí en Entre Ríos fue hallado esta semana en el patio de una vivienda de la ciudad de Villa Urquiza, en el departamento Paraná, dio cuenta Elonce. El animal, también conocido como “gato nutria”, fue rescatado por personal especializado y trasladado a un centro de resguardo para su evaluación veterinaria y futura reinserción.

La inusual presencia del felino en una zona densamente poblada encendió alarmas entre especialistas, quienes la interpretaron como una señal de la creciente presión urbana sobre los hábitats naturales. A nivel regional, los expertos advierten que el yaguarundí está más amenazado de lo que se creía.

Este hallazgo reavivó el interés científico sobre una especie que, por su bajo perfil y escasa visibilidad, suele quedar fuera del foco de las campañas de conservación.

El perfil de un felino esquivo

El yaguarundí o Herpailurus yagouaroundi es uno de los felinos más enigmáticos de América. De cuerpo alargado, patas cortas, orejas redondeadas y una larga cola, se distingue por su pelaje sin manchas ni rayas, que puede presentarse en tonos rojizos o gris oscuros.

“Algunos dicen que se parece más a una nutria”, expresó Arturo Caso, presidente de Predator Conservation, destacando el aspecto inusual de este animal. Su peso oscila entre 3,5 y 9 kilos, y su comportamiento diurno lo diferencia de la mayoría de los felinos, que son activos de noche.

Hallado en el patio de una casa.
Hallado en el patio de una casa.

Aunque figura como “especie de menor preocupación” según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, nuevos estudios revelan que sus poblaciones son más reducidas y vulnerables de lo que indican las clasificaciones oficiales.

Un mapa para entender su distribución

Investigaciones recientes de la ONG Panthera, a cargo de Bart Harmsen, cruzaron datos de más de 4.000 cámaras trampa en 650 sitios de monitoreo. Como resultado, se obtuvo un mapa predictivo de presencia del yaguarundí en América Latina, que mostró mayor actividad en zonas rurales con vegetación baja y cercanas a asentamientos humanos.

Su población podría estar en riesgo.
Su población podría estar en riesgo.

Las tierras bajas amazónicas y los Andes centrales registraron, en cambio, una baja probabilidad de ocupación. La población total se estimó entre 35.000 y 230.000 individuos, una cifra modesta dada la vasta región en la que habita.

Harmsen destacó las dificultades metodológicas para estudiar a este felino: “El yaguarundí, de todos los carnívoros, siempre es el que menos me gusta, solo hay que conseguir unas pocas capturas”, dijo a Infobae.

Vive en bosques densos y zonas rurales donde caza aves, roedores y peces.
Vive en bosques densos y zonas rurales donde caza aves, roedores y peces.

Desafíos de conservación y amenazas invisibles

Anthony Giordano, fundador de la organización SPECIES, subrayó: “Abogaría por una mayor conservación de varios hábitats neotropicales muy amenazados”. Su revisión de estudios científicos y observaciones en campo alertó sobre la fragmentación de ecosistemas y la pérdida de conectividad entre poblaciones.

El yaguarundí en Entre Ríos y otras regiones rurales encuentra cada vez menos espacio. Su comportamiento silencioso y su escasa interacción con humanos lo mantuvieron en las sombras de la ciencia, pero también lo dejaron sin defensores visibles.

Su población es reducida y su estado real sigue es un misterio.
Su población es reducida y su estado real sigue es un misterio.

A diferencia de otros felinos, no fue víctima del tráfico ilegal de pieles. Sin embargo, la expansión agropecuaria, el uso de pesticidas y la pérdida de presas naturales lo afectan gravemente.

Especie clave para restaurar ecosistemas

“El yaguarundí es un pequeño enigma”, dijo Giordano. Su rol como depredador de pequeños mamíferos lo vuelve vital para el equilibrio ecológico. Su capacidad de adaptación y su preferencia por moverse en el día podrían ayudar a mantener la salud de ecosistemas fragmentados.

La aparición de este ejemplar en localidad de Entre Ríos, puede ser interpretada como un indicador de estrés ambiental. Para los investigadores, representa también una oportunidad para visibilizar la necesidad urgente de proteger corredores biológicos que mantengan vivas las conexiones entre las poblaciones aisladas.

El yaguarundí en Entre Ríos, tan esquivo como resiliente, podría convertirse en símbolo de un nuevo enfoque conservacionista, centrado en especies poco estudiadas pero esenciales para los paisajes naturales de América Latina.

Fuente: AHORA

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