Depender de forma excesiva de la Inteligencia Artificial, tiene consecuencias cognitivas. Hablamos con el experto en IA Diego Fernandez Slezak sobre los cambios y problemas que está generando esta tecnología en la sociedad.
La tecnología impacta de forma directa sobre el día a día de cada persona generando cambios culturales a corto y largo plazo. Cada gran avance o novedad ocurrido a lo largo de nuestra historia, como los televisores, las computadoras hogareñas, Internet, el teléfono inteligente, y ahora la Inteligencia Artificial al alcance de todos, han generado cambios importantes en el comportamiento de la sociedad.
Dejar en manos de la Inteligencia Artificial decisiones del día a día, dejar de buscar soluciones, e incluso de pensar por uno mismo, llevaría a la gente a lo que se conoce como sedentarismo cognitivo.
“Es un concepto muy interesante popularizado por Mariano Sigman y Santiago Bilinkis. Cuando uno cede todo el tiempo una cierta capacidad a un dispositivo tecnológico, de a poco esa capacidad se va oxidando y se pierde. Eso no necesariamente es malo, porque capacidades perdidas también pueden dar lugar a nuevas capacidades. La pregunta es, ¿hasta qué punto? ¿Cuáles son esas capacidades que queremos conservar? La clave es ser crítico y consciente de eso”, opinó Diego Fernandez Slezak, referente del mundo IA en Argentina. Profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires.
“La clave está en interiorizar esta idea de sedentarismo cognitivo. Que cuando uno elija hacerlo, lo haga de forma consciente. Un ejemplo de una tecnología disponible para todos es la del GPS. Su uso constante nos lleva a dejar de formar mapas mentales, dejar de planificar y establecer rutas. Es una capacidad que se puede perder, o dejar de aprender en las nuevas generaciones. Pero uno puede elegir cuándo la usa, y cuándo no, para no caer en el sedentarismo cognitivo”, opinó el experto.
Estudios científicos como uno realizado recientemente por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, ya han mostrado cómo la Inteligencia Artificial Generativa, como el ChatGPT, impacta de forma directa en la salud mental. Los resultados mostraron una disminución del 47% en la actividad cerebral de alumnos que hacían su tarea con ayuda de ChatGPT, frente a quienes no habían usado IA. Quienes abusan de la IA en el estudio, no estarían generando pensamiento propio.
Conversamos sobre el tema con Diego Fernandez Slezak, director del Laboratorio de Inteligencia Artificial Aplicada de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. En su carrera como investigador se ha especializado en usar la IA para entender comportamientos humanos. Lo que lo llevó a trabajar en salud mental y en educación.
¿Qué cambios puede generar el uso habitual de la IA?
“La incorporación de la Inteligencia Artificial al día a día de la gente va a cambiar la forma en que aprendemos y que nos enseñan, de eso no hay ninguna duda. De hecho, por ejemplo, yo soy programador, y en los últimos tres años la programación cambió por completo.
“Yo aprendí a programar de una manera y hoy se programa de otra. Hoy tenés un copiloto que es la IA que, en algunos casos, programa mejor que vos. No existe empezar un código con una página en blanco como antes.
“Una pregunta que surge interesante es ¿cómo tenemos que enseñar a los nuevos alumnos? ¿A la vieja escuela y que usen el copiloto como yo me estoy adaptando o hay que enseñar de una manera distinta? Y es una pregunta vigente, no está respondida todavía”.
¿Cómo debería adaptarse la gente?
“Si me preguntas a mí, yo voy a tratar de ir más por lo clásico y lo que está demostrado. Por ejemplo, las tablas de multiplicar siguen siendo una herramienta que hay que seguir enseñando a pesar de que las calculadoras existen hace 100 años.
“Porque te da unas herramientas muy básicas que después te sirven para la capacidad de análisis de la matemática. No podés resolver ecuaciones y pensar analíticamente algo de matemática si no podés hacer una cuentita tan sencilla como un 4×4”.
“Entonces, si ya nos dimos cuenta que a pesar de que todos tenemos una calculadora en el bolsillo, saber las tablas de multiplicar es importante, ocurre lo mismo con muchas otras cosas que se supone que la IA hace mejor. Como por ejemplo, traducir y escribir en cualquier idioma que necesitemos”.
¿Tiene sentido aprender otros idiomas?
“La respuesta para mí siempre va a ser sí. Del mismo modo que tiene sentido aprender a programar a la vieja escuela. No porque no quiera incorporar las nuevas tecnologías, sino todo lo contrario”.
“El bilingüismo, por ejemplo, es una habilidad cognitiva que te permite desarrollarte mejor en tus capacidades cerebrales. Está demostrado que genera un reconexionado neuronal que te ayuda, te facilita el pensamiento en general, y a formarte como una persona más completa desde el punto de vista cognitivo. El bilingüismo es muy importante”.
¿Cómo sería la mejor forma de adoptar la IA?
“Yo creo que hay que incorporar las nuevas tecnologías lo más temprano posible, pero sabiendo también hacer las cosas sin esa tecnología. Porque te da la capacidad de análisis y de poder hacer mejor uso de esa tecnología que estás incorporando.
“La clave está en ser consciente de esas capacidades que uno va cediendo. Porque todo este tipo de cambios trae consigo transformaciones fisiológicas. Las conexiones neuronales se entrenan. El cerebro no deja de ser un músculo que hay que entrenar. Le sucede lo mismo que a los brazos o piernas que pierden fuerza si no se hacen ejercicios.
“Así es que se trata de una pregunta vigente. Hay mucha preocupación y muchos investigadores están trabajando en ello. Pero, lo cierto, es que cómo nos está afectando la Inteligencia Artificial es algo que estamos viendo mes a mes. Yo hace años que doy charlas sobre Inteligencia Artificial, y lo que decía hace dos años, ya no sirve”.
¿Y en relación a la educación?
“Saber cómo afectan la IA como chat GPT o Gemini en las aulas es algo muy difícil de medir. Si quisiéramos cambiar la currícula de la escuela, por ejemplo, lleva más de un año. La tecnología cambia tan rápido en la actualidad, que en ese tiempo lo que se hubiese decidido aplicar, ya no tendría sentido”.
“Entonces hay una velocidad de cambio que supera completamente la capacidad de análisis y de preguntas y respuestas que se puede hacer respecto a la educación. Entonces yo creo que ahí hay un desafío no resuelto, que es, hay que convivir con esto, a esta velocidad”.
“Tal vez la clave está en dejar que lo usen, pero al mismo tiempo que les damos las herramientas básicas que siempre van a necesitar. ¿Cuáles son las habilidades que, hagan lo que hagan, les quiero enseñar? Las tablas de multiplicar, análisis sintáctico, bilingüismo, compresión de texto, inclusión social. Bueno, ¿cuáles son las 10 habilidades que la escuela debería garantizar a todas las personas que tengan una educación razonable? Por ahí hay que concentrarse en eso y dejar que lo otro fluya”.
“Tenemos que concentrarnos en fortalecer esas habilidades esenciales que queremos que los chicos y todos tengan porque ir adaptando la currícula y los contenidos o la forma de enseñar a las velocidades en la que avanza este cambio tecnológico que arrancó hace unos 5 años, me parece que está fuera de nuestro alcance”.
Fuente: Univerrsidad de Buenos Aires

