Durante la temporada de verano es habitual la presencia de algas tóxicas en algunas aguas recreativas, causantes de infecciones gastrointestinales, respiratorias, neurológicas, o irritaciones en la piel, oídos y ojos. ¿De qué se trata este fenómeno?
A partir de un comunicado emitido por el Ministerio de Salud de Nación se dio a conocer a la comunidad sobre el riesgo de exposición a algas verdeazuladas que liberan toxinas, en las costas de ríos y lagos de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. En diálogo con UNER Medios Marianela Rodríguez y Laura De Gracia, docentes e investigadoras de la Facultad de Ciencias de la Salud-UNER, explicaron la proveniencia del elemento nocivo.
Las cianobacterias –conocidas como algas verde-azules– “siempre se encontraron en los cuerpos de agua, aunque generalmente en cantidades imperceptibles. Lo que ocurre es que, ante determinados cambios en su ambiente, pueden multiplicarse y tornar las aguas de color verde-azulado. Esto se conoce como floración algal y, si causa riesgos para la salud humana, se la llama floración algal nociva (FAN)”, aclararon.
“Las floraciones suelen ocurrir en la época estival, es decir, durante la primavera y el verano, aunque pueden desarrollarse en cualquier momento del año ante un aumento de la disponibilidad de nutrientes –nitrógeno y fósforo– en las aguas”, detallaron.
La razón es que en este período aumenta la temperatura ambiental, lo que se suma a la aparición de sustancias ajenas –como restos de un cultivo o vertederos de cloacas–, a la disponibilidad lumínica, la baja turbulencia, la ausencia de vientos y la estratificación térmica del agua. “Estas situaciones que son favorecidas con la bajante del río conllevan al deterioro general de la calidad de agua y a que aparezcan especies oportunistas como las cianobacterias”, remarcaron las docentes.
Rodríguez, doctora en Ciencias Naturales, y De Gracia, licenciada en Bromatología, advierten que si bien no todas las cianobacterias producen toxinas con la capacidad de producir enfermedades, “en general resultan de alto riesgo para los seres humanos, dada la potencial producción y liberación de compuestos tóxicos de diversa naturaleza química, que reciben el nombre general de cianotoxinas”.
Las investigadoras también hicieron referencia a las vías de exposición a cianobacterias más comunes, que se deben evitar: “La ingestión de agua de bebida obtenida a partir de una fuente contaminada, la ingestión accidental en aguas de uso recreacional, el contacto dérmico y la inhalación de los aerosoles que desprenden”.
También mencionaron que de una forma más leve, “estas algas pueden producir irritación en la piel, nariz, ojos, sarpullidos, dermatitis; y si llegaran a tragar agua contaminada con cianotoxinas podrían llegar a tener vómitos, dolores de estómago y diarrea, entre otras cosas”. Por esta razón, manifestaron, “la principal medida es evitar el contacto con éstas aguas y, ante cualquier síntoma, consultar a un médico lo antes posible”.
Si bien en Entre Ríos no se identificó aún este microorganismo, según las docentes “la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) aconseja que, ante la presencia de algas con el aspecto de ‘yerba dispersa’ –de baja a media intensidad–, quienes decidan tomar un baño en el río tengan la precaución de lavarse con agua limpia al salir y evitar la ingesta. Si el agua toma un aspecto de ‘masa pastosa, verde oscuro amarronada’ se está ante la presencia de algas vivas y muertas, lo que aumenta la probabilidad de liberación de cianotoxinas, por lo que se recomienda no bañarse”.
Fuente: UNER medios