Tras más de 20 años en neonatología, la tesina de Marina Chipoloni sobre cuidados paliativos neonatales fue elegida para exponer en el Iberoamericano de Colombia que se realizará en noviembre de este 2025. “Mandé el trabajo sin muchas expectativas y a fines de agosto recibí el mail: había sido aceptado y quieren que lo exponga allá.
Marina Chipoloni siempre estuvo del lado de los que cuidan. Licenciada en Enfermería, desde hace más de dos décadas su vida transcurre entre hospitales, consultorios y pacientes. Su vocación la llevó a la neonatología, área donde se formó y que la marcó para siempre trabajando por más de 17 años en el Hospital de Niños “Dr. Orlando Alassia».
Hace dos años culminó su carrera universitaria con una tesis que puso en agenda un tema del que poco se habla: “La actitud de los enfermeros hacia los cuidados paliativos de los recién nacidos con enfermedades no curativas”. Ese trabajo fue seleccionado para exponerse en el Congreso Iberoamericano de Neonatología (Siben), que este año se realizará en Colombia.
No se trata solo de un sueño personal para Chipoloni, sino también de la posibilidad de llevar el nombre del Hospital de Niños de Santa Fe y de la enfermería argentina a un escenario internacional: “Mandé el trabajo sin muchas expectativas y a fines de agosto recibí el mail: había sido aceptado. Me pedían que lo expusiera allá. Fue un shock, porque económicamente es muy difícil para mí viajar”.
Hoy, la enfermera santafesina organiza rifas, bingos y busca el apoyo de la comunidad para reunir fondos. “Por mínima que sea, toda ayuda suma y es bienvenida”, agrega con la humildad de quien pasó la vida tendiendo la mano a los demás y ahora necesita que esa mano vuelva.
Una vida de vocación
La vida de Marina siempre estuvo guiada por la vocación. “Cuando tenía 16 años mi mamá tuvo una cirugía muy grande y fui la única que me animé a hacerle las curaciones. Nunca me dio miedo la sangre”, recuerda. Ese fue el inicio de un camino que la llevó a la enfermería y a descubrir su lugar en la neonatología.
Al preguntarle qué significa ser enfermera, sus ojos se llenan de lágrimas. “Ser enfermera es vocación, es encontrar tu lugar. Para mí siempre se trató de ayudar al otro, de contener a la familia”, dice. Esa convicción la acompañó en cada paso por guardias y hospitales, hasta que eligió quedarse definitivamente en la Neo.
“Una jefa en Buenos Aires me decía: ‘El día que atravieses esta puerta no te vas más’. Y así fue. Desde abril del 98 nunca dejé la neonatología”, cuenta Marina. Con los años se capacitó, hizo cursos y consolidó su carrera en Santa Fe, siempre cerca de los recién nacidos y de las familias que más lo necesitaban.
Ese compromiso la acompañó en cada guardia, en cada sanatorio y, desde 2008, en el Hospital de Niños Orlando Alassia. “Siempre digo que somos el escalón anterior al Garrahan. Atendemos a todo el centro norte de la provincia y a provincias vecinas. Es un orgullo enorme trabajar ahí”.
Pero el trabajo no fue sencillo. “Una familia que espera un bebé sueña con que nazca sano. Cuando eso no sucede, la noticia golpea fuerte”, explica. “Hay mamás que llegan derivadas desde 400 km y ni siquiera pueden volver a su casa. Todo eso te pone en una situación muy vulnerable. Ahí estamos nosotros, sosteniendo también a la familia”.
La enfermedad que cambió el rumbo
Sin embargo, la vida le puso un freno inesperado. Hace un año y medio le diagnosticaron miastenia gravis, una enfermedad autoinmune que afecta la conexión entre nervios y músculos. “Principalmente me afectó la vista, empecé a ver borroso y eso me alejó de la terapia intensiva neonatal. Afortunadamente nunca me equivoqué preparando medicación, pero era un riesgo seguir ahí”, explica Chipoloni.
Hoy trabaja en consultorios externos y en atención domiciliaria, donde sigue cerca de sus pacientes, aunque aún está aprendiendo a adaptarse: “No es fácil, pero se trata de seguir. Gracias a Dios tengo un equipo médico que me acompaña y vamos corrigiendo la medicación. No es fácil, pero se trata de seguir”.
La enfermedad fue el motor para cerrar una etapa pendiente; allí nació la investigación que hoy le abre a Marina las puertas a Colombia. “Quise dejar en evidencia que para los profesionales de la salud no hay formación en cuidados paliativos. Aprendemos con la experiencia y en realidad no se trata solo de atender un cuerpo enfermo, sino de también acompañar a una familia”, explicó la enfermera.
Hace un año Marina fue diagnosticada de miastenia gravis, una enfermedad autoinmune.
El sueño de Colombia
El Congreso Iberoamericano de Neonatología (Siben) se realiza una vez al año en distintos países y es considerado el encuentro más importante de la especialidad. Este 2025 tendrá sede en Cali, Colombia, y Marina sería la única enfermera argentina en exponer un trabajo de investigación.
“Enfermería investiga poco porque trabajamos en dos lados, es una realidad y no hay tiempo. Pero me dije, ‘¿por qué no intentarlo?’”, cuenta. El desafío, ahora, es económico. “La realidad es que no llego a cubrir el dinero total. Hice rifas, un bingo, pedí permisos en el hospital, pero aún falta mucho. Tengo el alias, congreso.marina donde se puede colaborar”, explica.
Su historia resume de manera clara la paradoja de tantos profesionales de la salud: quienes dedicaron su vida a acompañar a otros, hoy necesitan ser acompañados. Marina no pide solo por ella. Pide por la oportunidad de compartir, ante referentes internacionales, el conocimiento que adquirió en el Hospital Alassia y llevar la voz de la enfermería argentina a un congreso de gran relevancia.
Un desafío que también posicionaría a Santa Fe en el mapa de la neonatología. “Sería la frutilla del postre, mi forma de despedirme de la Neo”, concluye la enfermera con una sonrisa cargada de emoción.
Fuente: El Litoral