Un grupo de investigación de la Universidad Nacional del Litoral, junto al Corralón 9 de Julio, desarrollaron una formulación que busca innovar en la construcción de viviendas a partir de la fabricación de ladrillos de hormigón compactado, más livianos y fáciles de utilizar.
Corralón 9 de Julio SRL, es una empresa radicada en Villa Ocampo, provincia de Santa Fe, que se dedica a la venta de materiales de construcción. Se propuso aportar soluciones innovadoras a una necesidad social fundamental, la construcción de una vivienda. Una mirada estratégica con capacidad de identificar déficits, un background de trabajo en el sector, sumado capacidades científicas y tecnológicas fueron el sedimento que permitió llevar adelante el proyecto. La sinergia lograda entre la empresa santafesina junto a la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la Asociación para el Desarrollo de Villa Ocampo, tuvo como resultado la posibilidad de desarrollar una formulación para la fabricación de ladrillos de hormigón compactado, que permiten la construcción de viviendas de manera rápida y sencilla. Se trata de un ladrillo con resistencia mecánica y bajo peso de manera que puede ser manipulado de forma segura y cuyo diseño permite la ejecución de tabiques estructurales de forma rápida y sencilla mediante un sistema de encastre. El desafío también implicó ensayar el producto según normas internacionales siendo uno de los factores clave la resistencia mecánica, la conducción de calor y la resistencia a la humedad.
El proyecto, gestionado a través del CETRI Litoral, obtuvo un financiamiento de 2 millones de pesos, en el marco de la convocatoria Innovación Productiva 2017 de la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e innovación (ASaCTeI). La empresa junto a la Asociación para el Desarrollo de Villa Ocampo se vinculó con el grupo de “Ingeniería y Tecnología de los Materiales” de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL (FIQ-UNL), en un trabajo de complementación con el equipo técnico de Corralón 9 de Julio SRL, donde el grupo de I+D+i puso a disposición sus capacidades en una fase experimental en escala de laboratorio, y el equipo técnico de la empresa aportó su experiencia en la fabricación de materiales de construcción y productos premoldeados. El financiamiento fue gestionado en pos de lograr este innovador producto, tanto del compuesto como de los moldes necesarios. Asimismo, desde el CETRI se realizó la coordinación general del proyecto, su administración y auditoría.
A propósito de los orígenes del proyecto, Oscar Regonat responsable del corralón explicó: “tenemos una empresa que se dedica a la venta de materiales de construcción; hace tiempo, anexamos una planta hormigonera y compramos una máquina para hacer pre-moldeados. Nuestra idea fue optimizar las capacidades de dicha máquina para desarrollar un ladrillo que su construcción sea `tipo rasti´. Este tipo de construcción brinda la posibilidad de armar la pared sin romper nada y que todas las instalaciones vayan por dentro”.
Sin duda, se trata de un desarrollo innovador, tanto por el compuesto que contiene, como también la inexistencia de experiencias o antecedentes de desarrollos de esta naturaleza en la región del norte argentino: “se buscó reducir el peso, la cantidad de piedra que utiliza y que sea en forma de encastre. Esto vino a aportar soluciones al déficit de la zona, ya que nos casi no se consigue el ladrillo tradicional de barro y el que se encuentra es de mala calidad. Con esta máquina se puede llegar a producir, en un turno de 8 horas, una casa por día”, destacó Regonat.
Sistema constructivo con valor agregado
Los bloques de hormigón son elementos modulares, premoldeados, diseñados para ser utilizados en los sistemas de albañilería confinada o armada. Para su fabricación se requiere de materiales usuales del hormigón, es decir, piedra partida, arena, cemento y agua. La calidad de los bloques depende de cada etapa del proceso de fabricación, fundamentalmente de la cuidadosa selección de los agregados, la correcta determinación de la dosificación, una perfecta elaboración en lo referente al mezclado, moldeo y compactación, y de un adecuado curado. El desafío de este equipo fue explorar y definir entre diversos materiales, cuales resultan los más aptos a incorporar, teniendo en cuenta el logro de los objetivos técnicos a alcanzar por los ladrillos, por un lado, y por otra parte los costos para su producción que garanticen precios de mercados competitivos y buenos márgenes de rentabilidad para la empresa. La búsqueda de alternativas se basó en la utilización de materiales reciclados y de bajo valor comercial, priorizando aquellos que se producen en la región. “La articulación con la UNL se dio en función del desarrollo de la mezcla, a partir de la cual, lograr alivianar el ladrillo. De cara a la comercialización del producto, se nos ocurrió hacer el hormigón con algún mezclado con el que se lo pudiera alivianar” detalló Regonat.
El grupo científico tecnológico seleccionó y evaluó los materiales compatibles con la formulación, con las características deseadas y la disponibilidad en el mercado. “Hicimos varias muestras y determinamos que el agrumado de bolsas de polietileno presentaba la mejor adaptabilidad, ya que le da un acabado parejo al ladrillo”. En el marco del proyecto, luego de un proceso de varias muestras y pruebas, logramos desarrollar el molde y la mezcla con la cual trabajar”, agregó el empresario.
Si bien, en el mercado existen una gran variedad de materiales utilizados en la construcción, pero ninguno reúne por sí solo las características buscadas: un producto que posea buena resistencia, bajo peso específico y que sea de fácil colocación, apto para ejecutar viviendas por “autoconstrucción”. La construcción con bloques de hormigón presenta ventajas económicas en comparación con cualquier otro sistema constructivo tradicional. Estas ventajas se originan en la rapidez de fabricación, exactitud y uniformidad de las medidas de los bloques, resistencia y durabilidad, desperdicio casi nulo, y sobre todo por constituir un sistema modular. “El valor agregado que tiene nuestro sistema constructivo es que puede hacerlo cualquier persona, es decir que no se necesita de un albañil para que realice la construcción”, destacó Regonat.
Respecto a los resultados obtenidos, la investigadora coordinadora científica tecnológica del proyecto, Silvina Regenhardt explico: “Se completaron los ensayos mecánicos de las probetas realizadas en laboratorio. Durante el transcurso de estas actividades logramos determinar que las probetas preparadas de la forma que se indicó anteriormente mostraron un comportamiento a la flexión destacable. A saber, el agregado de plástico no sólo disminuye el peso específico del producto, sino que también le confiere propiedades mecánicas superadoras. En base a estos resultados se realizó en planta un lote de prueba de ladrillos y de adoquines. Actualmente, se están llevando a cabo las experiencias de conductividad térmica y los ensayos de resistencia a la flexión de estos productos para validar su aplicación”. Y agregó que “también se verificó la disminución de los tiempos de ejecución de obra cuando se utiliza este sistema constructivo”. Tal como lo señaló el titular de la empresa, la investigadora de la FIQ UNL enfatizó que “este sistema no requiere capacitación específica para trabajar con dichos productos”.
Los resultados de la etapa de escala a laboratorio fueron altamente satisfactorios, cumpliendo con los objetivos del proyecto, es decir la fabricación de un modelo de prototipo. “Se espera lograr un acuerdo con una empresa de la zona para la provisión del plástico reciclado y comenzar con una producción a escala. Asimismo, continuamos con la vinculación con la empresa brindando asesoramiento técnico y explorando nuevos desarrollos” concluyó Regenhardt.
“El proceso nos aportó aspectos muy positivos, ya que como empresa estamos poniendo en juego el desarrollo morfológico logrado para el ladrillo, si bien no estamos aun comercializando el ladrillo alivianado, estamos usando las dimensiones y las características del que desarrollamos a partir del proyecto. La experiencia de articulación con la UNL fue muy positiva. Tuvimos una buena devolución de quienes evaluaron el proyecto, cuando pudimos exponer el déficit que existe en el norte de nuestro país, porque muchas veces un evaluador desde un escritorio pone en valor un proyecto, a partir de los números, sin tener conocimiento del territorio”, expresó por su parte, el titular del Corralón 9 de Julio.
