El cáncer es una enfermedad silenciosa que se esparce muchas veces sin ser notada. Su detección en una etapa temprana resulta fundamental para tratarlo, pero en ocasiones las condiciones económicas, sociales y culturales de una persona dificultan su acceso a su diagnóstico. Comprender cuáles son sus factores de riesgo y en qué grado influyen, es necesario para poder trabajar sobre ellos y mejorar las posibilidades de prevención y posterior atención. En relación a esta problemática Ideas del Litoral conversó con Samuel Seiref sobre la investigación que está realizando junto con su equipo, enmarcada dentro de los proyectos CAI+D 2020 titulada “Barreras que influyen en la detección precoz, el tratamiento y el seguimiento de las mujeres con cáncer genito mamario” en la provincia de Santa Fe.
La investigación
Si bien Argentina es uno de los países del mundo donde el cáncer de mama y el de cuello uterino constituyen un grave problema de salud, el interés de los investigadores por esta temática comenzó a partir de sus experiencias en la atención médica. A través de este proyecto buscan comprender por qué las mujeres llegan con un cáncer avanzado que no ha sido detectado antes cuando existen los medios para hacerlo. Para llevarlo a cabo el equipo se subdividió en grupos que se encargan de recuperar información sobre los casos de, por un lado el cáncer de mama y por otro el de cuello de útero. El doctor Samuel Seiref explica que han podido determinar que el rango de edad de las pacientes, con diagnóstico de cáncer de mama, en estos últimos 20 años ha bajado cuatro años: pasó de 56 a 52. Por otro lado, a partir de los resultados recuperados en el 2018, en los últimos 20 años fueron atendidas en el Hospital J. B. Iturraspe 705 pacientes con diagnóstico de cáncer de cuello uterino con un promedio de edad de 46 años.
Estos tipos de cáncer son prevalentes en la región, siendo el de mama la principal causa de muerte por cáncer entre las mujeres. En ambos es esencial el proceso de prevención y control, el chequeo rutinario y la concientización sobre la importancia y el cumplimiento de estas prácticas en el sistema de salud. Especialmente en el caso del cáncer de cuello de útero que puede ser prevenible. En este sentido, Seiref afirma que “la Organización Mundial de la Salud puso como objetivo la eliminación del cáncer de cuello porque tiene la posibilidad, entre comillas, de prevenirse. Los casos han disminuido con la vacuna contra el HPV que desde el 2011 está incluida en nuestro plan de vacunas, además, este presenta lesiones precursoras que pueden ser detectadas antes de que llegue a un cáncer”.
Existen, en ocasiones, diversos factores económicos y sociales que pueden dificultar el acceso de las mujeres a estos controles rutinarios disminuyendo la posibilidad de una detección temprana. Algunos de los factores involucrados son, el estado que no educa y que al mismo tiempo no favorece el acceso a las instancias de chequeo. Y por otro lado, la gente que por una cuestión de pudor, de miedo o de dificultades de acceso no se los hace. “Nosotros vemos en la consulta que mucha gente que llega con un cáncer avanzado es porque no tuvo acceso, porque no tenía dinero para viajar, estaba lejos de un centro de salud o este no le prestó la debida atención demorandose en la derivación o porque no contaba con los elementos necesarios”.
La complejidad del problema radica en que no todas se ven afectadas por estas condiciones y sin embargo no se realizan los controles. En este sentido, el equipo de investigación busca comprender qué sucede en esos casos, en los que existen todas las posibilidades de prevenirlo o detectarlo prontamente y no ocurre. Esta afirmación parte de un análisis previo a partir del cual pudieron establecer que, en muchas ocasiones, cuando una mujer llega al sistema de salud con un cáncer de cuello es porque no se ha realizado un Papanicolaou con la frecuencia adecuada. “El 99% de los partos en nuestro país son institucionales, es decir se llevan a cabo en un centro de salud, sanatorio u hospital. Asimismo, el 70% de esas pacientes han hecho controles prenatales, es decir, visitaron más de 5 veces el sistema de salud y nadie le hizo un PAP. Este es un claro factor que influye en los casos de cáncer de cuello de útero que tenemos”. En el caso del cáncer de mama, el énfasis está puesto en realizarse mamografías para detectarlo antes de que sea palpable.
Por otro lado, luego de ser tratadas se pierde el seguimiento de un 60% de las mujeres. Se desconoce si se curaron, si luego presentaron problemas, cómo se desarrollaron su sexualidad posteriormente al tratamiento por cáncer. Cuestiones fundamentales para conocer cómo estos repercuten en su vida y cuerpo.
Investigar para conocer
Según Samuel Seiref esta problemática también se ve afectada por la escasa investigación existente al respecto. “Mario Bunge, un filósofo argentino decía, quien no investiga debe ser catalogado de creyente, por eso en Argentina hay más creyentes que sabios. Lo que quiero decir con esto es que en ocasiones se estudia, se lee libros sobre producciones de otros y se les cree a todos sin hacerse ningún cuestionamiento. Pero, ¿cómo crece la ciencia? crece porque distintas personas hacen experimentos o indagan sobre un mismo tema y luego si los resultados terminan siendo los mismos podemos asumir que eso es correcto”.
Otro de los factores que influyen en el desconocimiento y la confusión en torno a esta problemática son los títulos sensacionalistas que promocionan una cura mágica para el cáncer, porque generan falsas expectativas en la población que, en un estado de angustia y desesperación, busca soluciones que parecieran ser mágicas. Para comprobar que los tratamientos propuestos son tan efectivos como aparentan se deben realizar pruebas, además de visibilizar que muchos de esos trabajos son patrocinados por un laboratorios entendiendo, entonces, que allí confluyen otros intereses.
En países donde se han desarrollado programas de screening, una medida de prevención que consiste en detectar posibles patologías, de forma precoz, que hasta el momento pasaban desapercibidas, se logró disminuir la incidencia y mortalidad. De este modo, el énfasis debe estar en la prevención ya que es una de las formas más efectivas de evitar llegar a un grado avanzado de la enfermedad o incluso de prevenirla y el seguimiento posterior a los tratamientos.
El equipo
Samuel Seiref a lo largo de su carrera ha ocupado múltiples cargos. Entre ellos fue jefe médico de planta y jefe de servicio de ginecología del Hospital J. B. Iturraspe de Santa Fe, es profesor titular de Ginecologia Clínica y Obstetricia de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), institución de la que también fue decano. Actualmente es director de la Escuela de Ginecología y Obstetricia y Prosecretario General de la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (FASGO).
El equipo de investigación está conformado por: la Magíster Mariana Castaeira, Magister Yelena Kuttel, los médicos Hernan Blessio, Dante Panozzo, Oscár Gonzalez Lowy, Gustavo Gon, Marisa Espinoza. Licenciada Katya Zuska Zurbriggen y los alumnos Camila Belén Naudi y Franco Deharbe, Joaquín Kloster, Juan Bautista Federico Montyn, María Paula Vallejos y Valentina Pini Gueli.