Investigadores de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta) desarrollaron una bebida proteica denominada “Tomy”, llamada así en referencia a Santo Tomás de Aquino, que podría utilizarse en comedores y escuelas de Tucumán. El proyecto persigue tres objetivos principales: aprovechar el Lactosuero para crear un alimento nutritivo, reducir la contaminación ambiental y favorecer a las industrias regionales.
La bebida, hecha a base de lactosuero (subproducto que surge del proceso de industrialización de la leche para la elaboración de quesos, y que constituye el 90% de su volumen) y pulpa de frutas de la región como frutillas, arándanos y duraznos de los Valles, ha sido probada con resultados muy positivos en aceptabilidad sensorial. Envasada en botellas de 250 y 500 mililitros, el producto se presenta como una alternativa nutritiva a los jugos comunes.
La doctora en bioquímica Martha Núñez, quien originalmente lideró el proyecto junto a la doctora en bioquímica Romina Ross, reconoció, al comienzo del proceso de investigación, la importancia de revalorizar la región láctea y llevar alimentos nutritivos a poblaciones con altos requerimientos nutricionales, como niños y ancianos. Con la intención de poder ser distribuida en comedores y escuelas de zonas de mayor vulnerabilidad económica y social de la provincia, se llevan a cabo conversaciones con los Ministerios de Salud y Desarrollo Social de Tucumán para poner en marcha esta iniciativa.
Celebrar este acontecimiento es posible gracias a la constante labor de la doctora Núñez y su equipo y a su participación en las convocatorias de proyectos de investigación financiados por la Unsta como parte de políticas institucionales en materia de investigación que se vienen fortaleciendo hace 20 años. En esa misma línea, es importante destacar que el laboratorio montado en el Campus UNSTA Yerba Buena, denominado LABIDAL (Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Alimentos), también posibilitó y facilitó el progreso y la materialización del producto.
Además, “Tomy” también recibió financiamiento a través del programa “Ciencia y tecnología contra el hambre” del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.
Fuente: Argentina Investiga