El laboratorio del Superior de Comercio impulsa el vínculo entre estudiantes y la investigación científica.
Hace poco tiempo, la Escuela Superior de Comercio inauguró su renovado laboratorio, un espacio central para el desarrollo de los y las estudiantes, sobre todo por el encuentro cara a cara con la ciencia. Con un enfoque centrado en la investigación y el desarrollo, esta moderna instalación promete ser un catalizador para el crecimiento académico y de preparación de los estudiantes para los desafíos de nuestro tiempo.
Paloma Moreno, directora del laboratorio, subrayó que este espacio se concibe como algo más amplio porque es un área de servicio que trabaja en el turno mañana y tarde con el nivel medio, como así también, en turno noche con la carrera de Calígrafo Público. “Esta carrera se basa en prácticas de laboratorio, porque tiene mucho de química y fotografía, entonces hay materias que se dictan puramente en nuestro laboratorio”.
Por el lado del nivel medio, el laboratorio trabaja en la órbita del departamento de FiBiQui (Física, Biología y Química) de la escuela, que nuclea las materias de ciencias experimentales. “Somos una herramienta didáctica y un apoyo en todo lo curricular. En este espacio los estudiantes se acercan mucho a lo que es quehacer científico, entonces para el aspecto pedagógico es muy importante. Son asignaturas y disciplinas donde se trabaja mucho lo abstracto, por lo que poder venir a ver una reacción química y manipular elementos ayuda muchísimo a la hora de hacer un aprendizaje significativo”.
El laboratorio no sólo impulsa el aprendizaje sino que también motiva a seguir investigando. “A partir de la experiencia, los y las estudiantes pueden ir aplicando un montón de razonamientos lógicos, lo que provoca la construcción de un pensamiento crítico más allá de los objetivos de cada asignatura en particular”.
Los estudiantes de primero a tercer año cuentan en su currícula con biología, mientras que, desde tercero a quinto con química y física. Por esta razón desde el ingreso mismo a la escuela pasan por el laboratorio y se conforma como una herramienta con la que cuenta el docente para poder desarrollar distintos temas. “Tratamos de desarrollar diseños de protocolos y experimentos, para que el docente lo tenga como un recurso para incorporar a la planificación de sus clases. Buscamos que tengan en cuenta todas las medidas de seguridad y que se estén utilizando al máximo todos los recursos que este espacio tiene: materiales, tecnológicos y humanos. Tenemos una propuesta de más de cien trabajos prácticos, lo que no significa que el docente tenga que hacer todos porque él decide su propia planificación, pero nosotros tenemos que estar disponibles para ser un apoyo”.
Moreno explicó que esos materiales implican experimentos que dan resultado y que pueden ser utilizados con diferentes enfoques pedagógicos. “Por ejemplo, uno de los experimentos es de crecimiento de cristales para realizar lo que se denomina investigación dirigida. Aquí el estudiante va a hacer el trabajo de un investigador y dirigido por el docente en ese proceso. De esta manera, va a ir obteniendo resultados que lo va a ir contrastando con información y resultados que obtienen los científicos para poder ir sacando conclusiones y diseñando su propio experimento. Por otro lado, hay otros experimentos que meramente se utilizan como disparador para poder observar y dialogar con los estudiantes de concepciones e ideas que ellos mismos traen”, detalló y añadió: “Los experimentos tienen diferentes usos, son secuencias didácticas que ya están planificadas y tienen un objetivo que el docente puede usar en su planificación y enfoque pedagógico, teniendo en cuenta las necesidades de los estudiantes ya que no todos los cursos son iguales ni se enfrentan a los mismos desafíos”.
Dentro del novedoso laboratorio de la Escuela Superior de Comercio, los estudiantes tienen la oportunidad de sumergirse en una experiencia práctica y enriquecedora que complementa su formación teórica. Equipado con tecnología de última generación, el laboratorio brinda a los alumnos la posibilidad de aplicar sus conocimientos en un entorno realista y orientado hacia la resolución de problemas concretos.
Justamente, este espacio funciona como un puente entre la teoría y la práctica para poder llevar eso que a veces resulta abstracto a lo cotidiano. Por esa razón, motivar y sembrar la curiosidad en las y los estudiantes es uno de los trabajos pedagógicos más arduos pero también más gratificantes.
“Aquí no vemos al error como un concepto, sino que es un resultado que a lo mejor no era el esperado. A partir de esto, viene lo más interesante: la búsqueda de las explicaciones, y entonces, poder imaginar nuevas experiencias para ver qué fue lo que sucedió. Buscamos transmitir la pasión por la vocación de lo que hacemos, mostrar que la ciencia no es aburrida sino que hay todo un maravilloso universo por descubrir. El deseo y ganas del estudiante son muy importantes, entonces cuando no están el docente debe buscar cuales son los intereses y los gustos de la persona que tiene enfrente para poder generar el vínculo”.
Reconstruirse para crecer
El laboratorio del Superior cuenta con una larga historia y trayectoria, teniendo en su haber los mismos años que la escuela. En el 2019, se reconstruyó para modernizarse y mejorar su servicio.
A su vez, cuenta con un pequeño museo de física que reúne un montón de instrumentos y objetos que fueron formando parte del laboratorio durante tantos años. “Se pudo armar unos años antes de la reconstrucción del laboratorio, con el trabajo de mi compañero Gustavo Lima que se puso a restaurar pieza por pieza y equipo por equipo. En algunos casos son equipos de más de cien años”.
Teniendo en cuenta su antigüedad, se decidió que el laboratorio no necesitaba solamente una lavada de cara sino una reconstrucción profunda para poder dar un salto de calidad. “Teníamos una instalación que ya no permitía cumplir con los requisitos de seguridad, como por ejemplo, salida de emergencia o una campana extractora. Hay que pensar que fue construído en otro momento”.
En el 2019 se llevó a cabo esta nueva construcción del laboratorio, reorganizando la estructura, incorporando no sólo instalaciones nuevas, sino también, todo lo que tiene que ver con mobiliario. “Se realizó un diseño funcional, pensando en las normas de seguridad pero también potenciando una visión didáctica. Justo teníamos fecha de inauguración en la semana que comenzó la pandemia, por lo tuvimos que comenzar a funcionar de a poco por las medidas sanitarias”.
El laboratorio también incorporó nuevas tecnologías, como por ejemplo, un microscopio que posee una cámara que permite que se pueda observar en un monitor gigante lo que se ve, y que posibilita que los estudiantes puedan ver en detalle elementos que de otra manera sería imposible. “Esto nos llevó a volver a planificar, revisar, y repensar, todos los diseños de todos los experimentos que teníamos. Entonces, a partir de ahí estuvimos haciendo un gran trabajo de revisión de un montón de cuestiones, ya que entendemos que hoy tenemos estudiantes que están acostumbrados a tener contacto con otras tecnologías, que manejan cotidianamente contenidos de corta duración, etc. Por ende, sabemos que el manejo de la información hoy es diferente, pasa mucho por lo visual, lo que nos llevó a reconstruir los experimentos. Estamos en un continuo proceso constructivo, siempre estamos modificando cosas y sumando nuevos elementos”.
Esta inmersión práctica no solo les permite a los y las estudiantes desarrollar habilidades técnicas, sino que también fomentar el trabajo en equipo, la creatividad y la capacidad de innovar, incorporando una visión integral y una preparación sólida para enfrentar los desafíos del mundo en el que vivimos. Con esta iniciativa, la Escuela Superior de Comercio reafirma su compromiso de formar personas que puedan contribuir de manera significativa al desarrollo social de la ciudad y de la región.
Periodista: Gonzalo J. García / Fotógrafo: Ramiro Ortega.
Fuente: Universidad Nacional de Rosario